Aunque las aguas siempre han estado revueltas desde hace mucho, no menos de una década, en el PSOE de Zamora, parecía que con el todavía secretario provincial, Antonio Plaza, se habían calmado los ánimos tras una larga labor eficaz y ponderada, atendiendo a todos los frentes. Pero en esto que llegó Pedro Sanchez, con su no es no a Rajoy, y los gerifaltes socialistas vividores de la política, decidieron de modo bochornoso destituir al secretario general y buscar nuevos candidatos para el cargo, en el que desde el principio los afines a salvar el Gobierno del PP vieron elegida a la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ambiciosa e intrigante, pese al desaguisado que sostiene en aquella región. La democracia interna, sin embargo, hizo ganador a Sánchez, por goleada, y ocurre que Plaza que, de manera incomprensible se había posicionado al lado de la andaluza, cuando mayoritariamente el PSOE zamorano estaba a favor de la vuelta de Sánchez, tiene que irse, en buena lógica, del puesto ocupado.

Elecciones primarias, pues, con dos candidatos bien definidos. Uno, el alcalde de Toro, Tomás del Bien, y otro el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zamora, Antidio Fágundez. Los militantes habrán de decidir pero las impresiones que se obtienen favorecen al actual concejal capitalino, por diversas razones, la principal que ha sido y es un fiel seguidor de Pedro Sánchez, mientras que por el contrario, Del Bien, apoyaba a Susana Díaz. Ellos dicen ahora que no hay susanistas ni sanchistas, pero les hay, vaya si les hay, y en Zamora ganó rotundamente el que ha recuperado la secretaría general que le fue arrebatada en turbia maniobra por la presidenta de Andalucía y otros líderes regionales que no querían perder sus privilegios personales y políticos. Por ello, parece bastante evidente que el favorito para la secretaría general de Zamora es Fágundez, con experiencia política, además de empatizar con buena parte de la militancia socialista local y provincial. Lo mejor hubiese sido, tal vez, una candidatura conjunta a la que, al menos por ahora, el alcalde de Toro se niega.

El favorito se muestra optimista en cuanto al nuevo giro de su partido, y adelanta, sobre su programa, la determinación de lograr un PSOE moderno pero con un giro más a la izquierda, ambiguo, que es el mismo que ahora propone Sánchez, olvidada ya la socialdemocracia que pretendió reutilizar con el apoyo de Rivera, el líder de C´s, en la sesión de investidura en la que fracasó debido a la actitud de Podemos, una actitud que sirvió para definir al partido de Iglesias, con el que se presupone que la cúpula socialista coquetea de nuevo, de cara a futuras expectativas para desalojar a Rajoy de la Moncloa. Es de esperar que pese a su obsesión o a su legítimo afán político, Sánchez haya aprendido de algún modo la lección y sepa alejarse de las amistades peligrosas. El camino del PSOE solo pasa por la socialdemocracia pues otras vías hacia una izquierda más extrema solo conducirán a subir puestos y puntos en las encuestas como está ocurriendo pero no a ser una alternativa real de Gobierno, a no ser que decidan unir la historia socialista a la radicalidad y el rancio marxismo de Podemos y sus dislates.