Cuando la crisis se hizo más aguda y en España insoportable, allá por los años 13 y 14, con más de seis millones de parados, el Gobierno del PP puso en órbita un nuevo recurso, una nueva fórmula para intentar enfrentarse a la pérdida de puestos de trabajo, teniendo en cuenta la situación, con enorme caída del consumo debido a la subida de impuestos y a la congelación de salarios y pensiones: la del impulso a los emprendedores, que así se les empezó a llamar, como una manera de promoción de autónomos beneficiada por ayudas e incentivos de todo tipo, principalmente fiscal, que podían suponer el freno al paro desbocado de entonces, un túnel oscuro y largo del que aun ni siquiera se atisbaba la salida.

Funcionó la idea, al menos en principio, si bien las estadísticas que señalaban cuantos nuevos negocios eran puestos en marcha por los emprendedores no contaban luego cuantos fracasaban y que duración tenían de media. Porque eran bastantes, ya que con la buena voluntad y la cooperación oficial, no bastaba. Aun así, algunos salieron adelante y otros, no. Había autónomos que ponían en su proyecto el dinero recibido por el despido laboral y si la idea no funcionaba lo perdían todo. El Gobierno, el que sea, se preocupa solo de los grandes, no de los pequeños. Ahí tenemos lo que ha costado y hay que pagar todavía por el rescate de la banca y las cajas de ahorro en España. Con todo, se ha dado por buena la idea en general, beneficiosa para disminuir el número de parados, aunque la mayor parte de la reducción del paro se haya debido a la creación de mucho empleo en precario, temporal. Sin olvidar, claro, esa juventud que tiene que salir de sus provincias hacia las zonas industriales o hacia otros países. El dato de los 3.000 zamoranos que en el primer trimestre del año han firmado contratos de trabajo fuera de Zamora así lo demuestra fehacientemente. Y es que aquí como en toda Castilla y León, con las excepciones habituales de Valladolid y Burgos, es donde menores frutos se han obtenido de esta tan promocionada formula del emprendimiento, que llegó a calificarse como sostenible aunque los hechos no lo han demostrado. Desde la Junta se han buscado explicaciones, siendo las principales la despoblación de la región, la dispersión geográfica y el carácter tradicionalmente conservador y no solo en lo político y ahorrador de sus habitantes, que les hace poco amigos de cuanto es nuevo y no seguro.

Sea por lo que fuere, el caso es que Zamora vuelve a estar en la cola de las provincias no solo de la comunidad sino de toda España con menos emprendimiento de carácter autónomo, solo superada por Avila, que una vez más está por delante en cuanto a aspectos negativos se refiere, lo que no deja de ser un pobre consuelo. En la provincia zamorana existe una empresa por cada 1.029 empadronados, seguida de Soria, Palencia y León. En el otro extremo, las grandes capitales, Madrid, Barcelona, el Norte, y las Baleares. Aquí, ni la autovía, ni el AVE, ni el turismo aportan lo que cabría esperar, además del retraso que se sufre en cuanto a la aplicación de nuevas tecnologías por Internet. Y el Gobierno y la Junta cada vez recortan y recortan más sus inversiones.Tarea tiene por delante Zamora 10.