Comenzamos el nuevo curso político pasadas las vacaciones veraniegas y nos encontramos que nada ha cambiado, que el único y exclusivo objetivo de la oposición es echar al Partido Popular de las instituciones.

Ese es su único programa electoral. No tienen nada más que ofrecer a los ciudadanos a quienes nos debemos los que de alguna manera nos dedicamos a la vida pública.

El primer Pleno del Congreso en este nuevo periodo de sesiones ha puesto de manifiesto que algunos partidos políticos y sus mediáticos líderes no pueden soportar de ninguna manera que los datos económicos reflejen la recuperación de España y, sobre todo, que desde hace cinco años esté al frente del país un Gobierno del Partido Popular, un Gobierno honrado y honesto, un Gobierno que preside una persona con una trayectoria política intachable como es el caso de Mariano Rajoy. Un presidente que ha dado la cara de nuevo hablando de la corrupción. Por cierto, son ya 52 ocasiones en las que ha hablado de ello sin tapujos y con la verdad por delante.

Pero esto no les vale a la oposición. Continúan erre que erre con su estrategia de emponzoñar de manera injustificada todo lo que tiene que ver con el Partido Popular y con el actual Gobierno de España.

Así, a la vuelta del verano nos hemos encontrado de nuevo un Partido Socialista que sigue intentando ganar en los Tribunales de Justicia lo que pierden en las urnas. Los socialistas solamente buscan un juicio paralelo y olvidan que son los ciudadanos los que con su voto deciden quiénes les representan en las Instituciones. No existen otros caminos ni otros atajos para ello. En el desnortado Partido Socialista no parecen darse por enterados y así les va.

Y al mismo tiempo, tenemos al líder de Podemos, quien tras fagocitar a Izquierda Unida a través del complaciente e impasible Alberto Garzón, continúa con su sueño de trasladar a España su propia Asamblea Constituyente, a imagen y semejanza de lo que hace su asesorado patrón en Venezuela. Su patrón Nicolás Maduro y el chavismo.

Se olvida Pablo Iglesias y su séquito de aduladores que eso también lo deciden los españoles con sus votos.

Hay que ver cómo está la izquierda política de este país, con sus representantes cegados por la arrogancia de creerse siempre en posesión de la verdad y que dos semanas después del atentado terrorista en Barcelona, con el desafío independentista de la Generalitat de Cataluña, la recuperación de nuestra economía y empleo y otros asuntos que afectan a millones de españoles, entienda que la prioridad actual sea convocar de forma urgente el Pleno del Congreso para acosar al Presidente del Gobierno.

Y resulta más llamativo si cabe que acosan al Presidente del Gobierno, no por su gestión al frente del mismo, sino por unos hechos que se retrotraen a hace 20 años, que están en manos de la Justicia, y sobre los que ya se ha dado explicaciones en numerosas ocasiones.

Como acertadamente ha recalcado esta semana el portavoz de Grupo Parlamentario del PP en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando, España lucha contra la corrupción y gracias a las reformas que impulsó el PP, ahora existen nuevos instrumentos legales y penales, que antes no existían y que están permitiendo que ahora quien la hace la paga, y que los corruptos devuelvan el dinero robado.

El Pleno Extraordinario celebrado esta semana en el Congreso no ha arrojado nada nuevo. Solo ha reflejado las mismas acusaciones de la oposición, los insultos y descalificaciones de siempre y las sentencias de quienes cada día actúan como justicieros, de aquellos que no respetan las sentencias judiciales, porque no les interesa políticamente porque solamente persiguen mancillar a un partido político honrado y a un presidente del Gobierno, que obtuvo millones de votos con los que ganamos las últimas Elecciones Generales.

En definitiva, a los grupos políticos de la oposición molesta sobremanera que el Partido Popular consiga sacar siempre a España del agujero que le deja la Izquierda cada vez que gobierna el país.

Tendrán que explicárselo a los españoles y dejar de montar espectáculos mediáticos. Los votantes saben lo que hay y así deciden en las urnas, aunque algunos no respeten su voluntad.

(*) Diputado nacional y presidente del Partido Popular de Zamora