Los tópicos contienen una gran parte de realidad, pero tampoco toda. Es el caso, pongamos por ejemplo, de los 16 años de la socialdemocracia de Felipe González en España, admitidos siempre como el paso adelante y definitivo del país a la democracia y las libertades, pero no solo sino acompañado de crecimiento económico, prosperidad, desarrollo y modernidad. Verdad es, pero también lo es que tantos años después y ya en pleno siglo XXI haya pueblos sin agua de la que hay que dotar a través de camiones cisterna, sin comunicaciones apenas vía Internet, y con muchos parados o trabajadores ocasionales y de corta duración. Es difícil admitir una modernidad que aun se ve lastrada por tales condiciones, y que están bien lejos de las que se encuentran en otros lugares de Europa.

Con todo, uno de los peores aspectos que más nos diferencian y distancian de lugares como Alemania, Suiza, Holanda, Bélgica, entre otros, es que España sigue siendo uno de los países líderes, sino el que más según algunos informes, en cuanto al mal trato y al abandono de los animales domésticos, de compañía, sin entrar ya en el radicalismo contrario a las corridas de toros que es otra historia muy distinta, ni siquiera en los circos con animales, otra de las corrientes extremistas. Basta con que llegue el verano para que se disparen los abandonos de perros a los que se deja a su suerte, a su mala suerte, para poder gozar unos días de unas vacaciones en playas o pueblos atiborrados. Son gente sin conciencia quienes llevan a cabo estas acciones, gente de la que es mejor no fiarse.

La presión de la sociedad y muy especialmente la que llevan a cabo las sociedades protectoras, como Defensa Animal y Scooby en Zamora, presentes en prácticamente toda España a través de una labor esforzada, desinteresada y noble que no siempre es reconocida, hizo que desde hace unos años, por fin, el Gobierno y los legisladores consolidasen unas leyes contra el maltrato a las mascotas, leyes que luego en algunas autonomías se cumplen con diligencia y de las que no se hace apenas caso en otras. Además han conseguido que las autoridades locales respalden y colaboren con esta tarea, aunque tampoco siempre con igual disposición. Con ellos, el Seprona de la Guardia Civil, siempre admirable, que ha sacado a la luz muchos de estos casos y la fiscalía de Medio Ambiente. De hecho, y aparte de importantes multas, ya se han producido varios ingresos en la cárcel por abandono o maltrato animal.

Al respecto llama la atención la campaña de varios meses de duración, que se ha llevado a cabo en Málaga y su provincia promovida por la subdelegación del Gobierno, la Guardia Civil, las asociaciones protectoras y el Colegio de Veterinarios. Más de 300 animales encontrados en condiciones lastimosas, la mayoría perros y caballos en el ámbito rural que han sido recogidos o entregados a sus propietarios bajo vigilancia del Seprona. Se han impuesto más de 500 sanciones. Sería muy deseable que en Zamora y en toda Castilla y León, tan reincidente en este tema, se realizasen campañas semejantes para protección y bienestar de los animales y se denunciasen las conductas contrarias.