Las grandes pasiones se reciclan. Puede uno estar odiando a alguien y de pronto darse cuenta de que le ama, y al revés. Luego está el asunto de los episodios traumáticos en el origen de las tomas de conciencia o "caídas del caballo". ¿En qué reciclarán los fuertes sentimientos generados en Catalunya (y toda España, pero hablo de Catalunya) con los atentados, cara a los hitos principales del "procés"? ¿En una relativización del conflicto nacionalista, que, ante el drama real, pasaría a verse como secundario?, ¿en una conciencia de unidad por encima de la actual división/secesión?, ¿en una afirmación de la autosuficiencia, templada tras un momento tan difícil?, ¿en una pérdida de respeto a los riesgos, a rebufo de cierta motivación heroica? Y, fuera de España, ¿cómo reciclará la solidaridad internacional con Catalunya? No hay nada más secreto que las conciencias, hasta que hablan.