Pues, sí, muy bien los vecinos de Zamora capital solo deberíamos 82 euros cada uno por la rebajada deuda municipal, de los que menos en España. Pero resulta que no solo es eso y que si tenemos en cuenta que el débito público ha vuelto a batir en el primer semestre de este año su histórico récord, con un montante de 1.138 billones, el 100,3 por ciento del PIB, cada español deberíamos nada menos que 24.500 euros para poder pagar esa deuda. Es lo que sucede cuando se gasta más que se ingresa. Que ahí no las den todas, claro, pero de una u otra manera estas cosas siempre se acaban pagando, y lo que es peor, siempre las acaban pagando los mismos.

Habría que trabajar año y medio para pagar tal cantidad si se tiene en cuenta que el salario mayoritario en España anda por los 16.000 euros, lo que significa que la percepción neta en las habituales 14 pagas no llega a los 1.000 euros mensuales. Al comienzo de la crisis, hace diez años, cuando el nefasto Zapatero perdía el tiempo con sus leyes innecesarias y demagógicas y no miraba hacia lo que se le venía encima, la deuda pública del país, para hacernos una idea de como han ido las cosas, era de apenas 400.000 millones. Total igual que ahora. Tan duro es el panorama económico pese a tanto canto de sirena del Gobierno, que el objetivo impuesto por Bruselas para este ejercicio de rebajar el deficit al 98, 8 del PIB parece que tampoco se podrá cumplir, pues los gastos siguen aumentando.

Porque la deuda del Estado se ha incrementado en los últimos 12 meses un 3,9 por ciento, y la de las comunidades un 4,6 por ciento. Solo los ayuntamientos se salvan, con un descenso general del 7,4 por ciento. Pero el derroche continúa, sin que Rajoy haga otra cosa que mostrar gráficos y explicar datos macroeconómicos, cocinados y edulcorados, y por supuesto ajenos a la realidad. No cesa el gran derroche, el buffet libre para todos, pero mientras se mantienen los recortes en materias tan básicas como la sanidad y la educación, con los hospitales saturados por falta de personal, de medios y de recursos suficientes. Pero eso poco parece afectarles a quienes viven de la política, en tantos y tantos recovecos, sin transparencia la mayoría, de las diversas administraciones y sus chiringuitos que sirven de soporte a la mamandurria de los miles de asesores, de los organismos duplicados de cada gobiernillo regional, de las televisiones públicas, de todo un caldo de cultivo para la corrupción desatada.

El Gobierno, ante estas cifras tan negativas, ha salido al paso con un dato positivo, aparte de sus habituales propagandas de todo tipo y condición, y así resulta que como prueba de la reactivación que dirige y canta Rajoy nos cuentan ahora que el consumo medio por hogar ha subido a 26.730 euros anuales. Algo que será verdad, porque no se puede negar y no se niega que se vive mejor que durante la larga crisis, pero que no resulta fácil de comprender cuando sueldos y pensiones llevan tanto tiempo estancados y cuando la subida salarial de este año solo ha superado por muy poco el 1 por ciento. Y cuando sigue habiendo 3.700.000 parados, y el 90 por ciento del empleo creado es temporal.