Por esta vez hay que alegrarse, pero mucho por la cuenta que nos tiene, porque Zamora ocupe uno de los últimos lugares, en un ranking nacional, concretamente el de la deuda por habitante con respecto a los ayuntamientos de las capitales de provincia.

Algo que parecía mentira, imposible o poco menos, después del endeudamiento en los mandatos municipales anteriores, con el PP ocupando la alcaldía durante dos décadas, lo que había creado una situación d malestar que quedó prácticamente reflejada con la mayoría poselectoral que obtuvieron IU y PSOE en su pacto de gobierno, con el que se llevan dos años, incluidas luces y sombras, pero más de lo primero que de lo segundo, sobre todo al ver ahora como los de Guarido han rebajado los números rojos con los que se encontraron al acceder a la Casa Consistorial, más de lo que se temían, por lo cual lo primero que hicieron fue rebajar notablemente sus sueldos.

De entrada al equipo de gobierno de izquierdas - que ha contado con muchos votos de una derecha harta de la labor, o de la no labor más exactamente, del PP, dado que la elección de cercanías, de los gobernantes con los que te cruzas en la calle, y ofrecen muestras evidentes de lo que hacen, es diferente de la elección del Gobierno de la nación, con tantas cosas en juego, materiales y de las otras - ya había anunciado su intención de rebajar al máximo la deuda, alguna de carácter inmediato, como el triste caso de los cinco millones de euros que costó la fallida operación de adquisición de un edificio municipal, o como el casi medio millón de euros de otro fracasado proyecto: el de la sociedad de turismo. Y en general resulta un propósito conseguido, aunque tal vez haya ralentizado un tanto las mejoras necesarias en la ciudad que parece que serán acometidas con mayor celeridad a partir de ahora. El alcalde prometió en su momento obras y reformas sin prisa pero sin pausa en una urbe que parecía casi abandonada. Ahora, y con la ayuda de otras instituciones como la Junta y la Diputación, hay muchos proyectos que hay que esperar que se hagan realidad, aunque no sea de un día para otro.

Por debajo de Zamora en cuanto a la deuda pública municipal: 82 euros por habitante, solo se encuentra Badajoz con 80 euros de débito local, y ya batiendo todos los récords imaginables, Bilbao, cuya deuda municipal es de 3 euros por cada vecino. Pero este grupo de cola de los endeudamiento de los ayuntamientos capitalinos es muy escaso, y eso que incluye únicamente a los niveles más bajos, los inferiores a los 300 euros por persona. Porque la mayoría, y a pesar de las ayudas del Estado que han ido recibiendo, mantienen unos insostenibles datos del débito que arrastran, aunque no se aclare porque se han producido tales situaciones. Seguramente, porque gastaban más de lo que ingresaban, característica común de los malos gestores y políticos, sin olvidarse de los derroches y despilfarros que han lastrado y continúan lastrado los presupuestos. Ahí está un Ayuntamiento, el de Jaén, provincia de ancestral pobreza, cuyos residentes tendrían que pagar 3.796 euros cada uno, para pagar la deuda de sus municipes.