E l mundo es de ellos. De los niños de hoy que serán los adultos de mañana. Y con buenas perspectivas, las deseables, al menos de momento, si se tiene en cuenta el estudio que se ha llevado a cabo recientemente y cuyas conclusiones ya han sido dadas a conocer, acerca lo que piensan los menores de sus mayores, de la sociedad, y de sus gobernantes.

Y parece que tienen las ideas claras, por ahora, aunque luego sea otra cosa, o no. Porque hace unos años, no tantos, se puso de moda, y aun se practica, la tontorrona costumbre de llevar a unos escolares a la sala de plenos de un ayuntamiento o una diputación, o cualquier otra institución regional o nacional y dejarles que se explayasen a su aire. Les gustaba la política, querían ser políticos, parecía, y se interesaban por los asuntos de la democracia y la gobernación, aunque tras las preguntas ingeniosas o las intervenciones estuviesen muchas veces los profesores o los padres, pues iban con guión preparado. Con todo, debió ser un eficiente caldo de cultivo pues desde entonces abundaron las organizaciones juveniles de los partidos, no tan juveniles pues en algunas de ellos hay abonados bien talluditos, hasta los 35 años, y a los que a veces se utiliza desde la sombra. De esa o similar procedencia hay en las Cortes mas de un 25 por ciento de parlamentarios que no han trabajado nunca, ni en su profesión ni en cualquier otra actividad distinta, y que han hecho de la política su modo de vida desde el principio, confiando en que así continúe hasta la jubilación. Los ejemplos son numerosos y bien conocidos. Son currículos de media docena de lineas en una cuartilla pero que les basta para situarse.

Aquí mismo, en Zamora, se conocen algunos casos. Pero ya no es como era antes, según nos cuentan, y los niños ya no dicen eso de mamá quiero ser político. Se han vuelto muy críticos, mucho, porque a ellos, que también forma parte de la sociedad, les ha llegado el hedor de la corrupción y ponen el énfasis como sus mayores en la regeneración democrática aunque lo expresen de otra manera. La primera consecuencia, según los últimos datos del informe de Addeco titulado "Que quieres ser de mayor?" es que los menores de ahora mismo no quieren ser políticos ni ladrones. Hay una concurrencia de ideas en sus mentes aunque no sea justa. Y tampoco desean ser alcaldes. Ni ellos, ni ellas, que tienen claras sus ideas respecto a lo que quieren y no quieren ser en el futuro. Como sus padres, como su entorno, están hartos y desencantados de la política, de lo que se ve y se escucha, y rechazan esa posible profesión.

Pero no solo eso, porque ademas piensan que lo primero que habría que hacer es luchar contra la corrupción. Un pequeño, de su cosecha aseguró que los políticos no deberían aceptar maletines. Todos se muestran unánimes en que los gobernantes no tendrían que robar dinero a la gente, que hay que meter en la cárcel a los que lo hacen, y no soltarles hasta que devuelvan lo robado. Coinciden en sus opiniones y no es nada extraño, con algunas de las más serias preocupaciones de los españoles recogidas en los sondeos del CIS. Así de claros son, y el estudio se hizo con menores de 4 a l6 años. A ver si no cambian.