Como el cine refleja en parte la sociedad, algunas cosas han cambiado tanto que hay que modificar los títulos de películas para entender la actualidad.

Las protestas contra los turistas nos llevan a cambiar la opinión de que "El turismo es un gran invento" por "La turismofobia no es más que una invención". Aunque en los años sesenta el boom turístico nos liberó de la represión de costumbres del franquismo cultural en las playas y de la autarquía económica del régimen, en el cine ya se advertía de los peligros que acarreaba al mostrarnos que el sol y playa no estaban pensados para los pueblos de la sierra como Valdemorillo del Moncayo o cualquier otro de la zona rural de la España de entonces, donde Manuel Fraga era Ministro de Información y Turismo. Pese a ello, sí se promocionaba la oferta turística que ha pervivido hasta ahora, cuando se ha pasado del milagro turístico al odio al turismo que degrada costumbres, destroza el paisaje y enriquece a los ricos. Es la turismofobia que, por otra parte, no está tan extendida como dicen sino limitada a ciertas zonas. Porque la mayoría de los españoles sigue apostando por vacaciones en el mar; y la mayoría de las ciudades de interior y de las zonas rurales añoran a los turistas, aunque a falta de sol y playa, han hecho de la necesidad la virtud de ofrecer una oferta turística más respetuosa con el medio ambiente, la cultura, el patrimonio y las costumbres.

A "Los ladrones somos gente honrada" de los años cincuenta, no hay que cambiarle nada, después de haber comprobado que el oficio de ladrón honrado en zonas como Zamora no llega ni a mileurista por golpe, mientras que en otros oficios tan respetables como políticos, empresarios y banqueros es donde se practica el verdadero latrocinio de guante blanco, con elegancia y desfile ante las cámaras de televisión.

Estos dos títulos de películas, de amor y de guerra, sí que habría que cambiar para reflejar nuevas situaciones.

"Mensaje en una botella" para mandar un sentimiento de amor a través del mar, hay que cambiarlo radicalmente por "Mensaje en una avioneta", para que se haga oír la "transfobia" que encierra la pancarta que surca el cielo de las playas con el dicho de "van a por tus hijos"? que si son niñas tienen vulva y si son niños tienen pene. Eso sí que es un ataque al turismo que toma el sol y se baña de cuerpo entero: con penes, con vulvas? y con un gran corazón igualitario. Que no te engañen.

"Por quién doblan las campanas", de amor y guerra, ya no se entiende desde que el sonido de éstas para convocar a la gente ha sido sustituido por las redes sociales, y se está perdiendo el viejo oficio de campanero. Tampoco se entiende que hayan pasado tantos años sin que las campanas doblen por los enterrados en las cunetas desde la Guerra Civil.

Y dos más para reflejar dos cambios políticos de actualidad.

En Cataluña "Cinco apellidos catalanes", que abordaba el independentismo catalán con la gran dosis de humor que se merece, tal y como pasó con los "Cinco apellidos vascos". En ambos casos superadas las diferencias por el amor de los protagonistas de la película y el humor de todos, que ahora hay que cambiar porque parece que el referéndum esta vez va en serio? O tal vez no, y quizás veamos a Rajoy y a Puigdemont de marcha deportiva por tierras gallegas o huyendo cada cual de lo suyo en los tribunales?

Y finalmente en Zamora, tras el cambio de Gobierno en el ayuntamiento, habría que añadir a la película "El sexto sentido"? "de Clara San Damián". Y cambiar algunos diálogos: "a veces veo mezclas de agua y aceite; en ocasiones veo bicefalias; a veces veo discrepancias entre PSOE e IU?" Porque al igual que los que estaban muertos en la película pero no lo sabían, el PP en Zamora está en la oposición pero aún no se ha enterado.

Y con este cambio, acabamos este ligero escrito de verano dedicado a los que, como canta Silvio Rodriguez al final de este viaje: "quedamos los que puedan sonreír en medio de la muerte, en plena luz". Los que no puedan?son "Los otros".