Han transcurrido más de setenta años desde aquellos tiempos en que Zamora se veía inundada por Caballeros uniformados que venían al Campamento de Monte la Reina a recibir durante los veranos la formación como Milicia Universitaria.

Más de dos mil acampados aprovechaban el tiempo libre para desplazarse a la capital zamorana o a Toro para divertirse y ligar con las señoritas que veían con agrado pasar sus buenos ratos acompañadas por aquellos militares con cordones a modo de corbata que, según los colores, identificaban la carrera que habían estudiado.

Por estos días del mes de agosto, solía celebrarse la solemne ceremonia de Jura de Bandera. Se concentraban en el Campamento autoridades civiles y militares de la provincia y también de la Región (todavía no se había creado la Comunidad Autónoma de Castilla y León). El Capitán General de la Región y otras autoridades de Valladolid, León y Salamanca presidieron los actos que se celebraban en torno a la Jura de Bandera. Este día la entrada al Campamento aparecía engalanada con banderas nacionales, gallardetes y ramajes. Desde primeras horas de la mañana llegaban los familiares de los acampados para pasar el día con ellos y presenciar los emocionantes actos.

En 1947, alrededor de dos mil Caballeros de la Milicia Universitaria se hallaban formados en el campo de instrucción agrupados por secciones. En primer lugar fue oficiada la Santa Misa y a continuación se produjo la fórmula del Juramento.

El Coronel Jefe del Campamento pronunció la fórmula ritual: "Soldados: Juráis a Dios y prometéis a España, besando con unción su bandera, respetar y obedecer siempre a vuestros jefes, no abandonarles nunca y derramar si es preciso, en defensa del honor e independencia de la Patria y del orden dentro de ella, hasta la última gota de vuestra sangre?" Un clamor formidable, formado por aquellas dos mil voces sonando a unísono, respondió : "Sí, juramos". A lo que el Coronel respondió: "Si así lo hacéis, la Patria os lo agradecerá y premiará y si no mereceréis su desprecio y su castigo, como indignos hijos de ella". El Coronel Vicario Castrense, añadió: "Por obligación de mi sagrado ministerio, ruego a Dios que a cada uno le ayude si cumple lo que jura y si no se lo demande".

Inmediatamente, comenzaron a desfilar, uno por uno, todos los Caballeros aspirantes para besar los pliegues de la Bandera, y una vez terminado el paso de todos, desfilaron juntos, en formación de a tres, a los acordes de magníficas marchas militares, pasando bajo el arco formado por la espada y la Bandera.

Acto seguido, el Coronel pronunció una brillante arenga, y después del discurso, los acampados rompieron filas y convivieron largo rato con sus familiares y amigos.

Ya no hay servicio militar obligatorio; hace muchos años que el Campamento de Monte la Reina quedó abandonado. En la actualidad, después del anuncio por parte del Ministerio de Defensa de la subasta de una parcela del Monte la Reina, por la presión social y la unión de colectivos junto con el Ayuntamiento de Toro, ha sido paralizada dicha subasta a la espera de nuevas decisiones sobre el destino de esta emblemática zona.