Es lo que está generando entre los usuarios la huelga del aeropuerto de Barcelona que acumula más de veinte días de colas y reproches. A pocos días del inicio del puente del 15 de agosto y en plena operación de salida y llegada de vacaciones de verano, la falta de entendimiento entre empresa y plantilla está eternizando un conflicto laboral que se remonta al 24 de julio pasado y que está alterando el correcto funcionamiento del segundo aeropuerto español en importancia después del de Barajas o de Adolfo Suárez.

La gente está que trina, con razón. Las soluciones que se buscan no contentan a nadie y la solución, por lo menos cuando esto escribo, parece estar lejana. El problema no es baladí puesto que puede degenerar en un auténtico caos de consecuencias impredecibles. La huelga es un derecho inapelable, pero cuando la huelga ocasiona el caos hay que tomar soluciones como la que, en el año 2010, tomara el entonces ministro de fomento, José Blanco tras aquella huelga salvaje de controladores. Pepiño Blanco estuvo en valiente y militarizó el tráfico aéreo tras reunir un gabinete de crisis que acabó de inmediato con el problema. Y no pasó nada

La huelga del aeropuerto de El Prat corre el peligro de perpetuarse incomodando a un número elevadísimo de pasajeros, dadas las fechas en las que nos encontramos. Más de un millar de pasajeros han perdido hasta la fecha el avión, para muchos de ellos con un gran quebranto económico y laboral.. No es de extrañar que el Ministerio del Interior se muestre dispuesto a que los nuevos agentes de la Guardia Civil del aeropuerto de la Ciudad Condal asuman los controles de seguridad que los trabajadores de Eulen han abandonado.

Una solución tan buena como la adoptada por el ministro socialista en 2010. La Guardia Civil, que además lo borda, encargada de los controles si se perpetúan, y parece que sí, las colas de pasajeros provocadas por los nuevos paros convocados. Ciertas formas de hacer fuerza para conseguir un objetivo no son las más adecuadas cuando perjudican a una mayoría. Siempre es mejor actuar con la fuerza que da la razón que con la razón que pueda dar la fuerza. La verdad es que la Guardia Civil vale para todo. Además de los servicios que prestan en lo cotidiano, además de salvaguardar nuestra seguridad, además de salvar vidas, también salvan a España de situaciones extremas como esta que se produce a diario en el aeropuerto barcelonés y que llena de angustia e incertidumbre a los viajeros que utilizan esa terminar. Cuántos de ellos, para que el problema no los fagocite, se presentan hasta con siete horas antes de la salida de su vuelo.

La solución dada por la Generalitat no ha gustado al Comité de Huelga que sigue en sus trece sin que se pueda desbloquear la situación que no sólo pasa por el aspecto económico. Al parecer, las quejas de la plantilla, formada por 350 empleados, tiene mucho que ver con el estrés laboral provocado por una excesiva carga de trabajo. En ese sentido no les falta razón. Con lo fácil que sería aumentar la plantilla pero claro, las ganancias para la empresa serían inferiores y, la pela es la pela, sobre todo en Cataluña.