Yeso reza igual para la Zamora urbana y la rural. La despoblación del medio rural es un hecho evidente, la pérdida de población urbana es también incuestionable. Ni los veranos son ya igual. Antes, Zamora se llenaba a partir de San Pedro, ahora su vacío habitual se vacía más. Son muchos los que optan por no volver a casa, ni en Navidad. Y eso nos debe preocupar a todos. Fundamentalmente a unos políticos que no han sabido hacer los deberes en ese y en otros sentidos. No tienen la culpa de todo pero tienen buena parte de la culpa.

Empeñarse en chorradas no es la solución. Hay que coger al toro por los cuernos, entonar el mea culpa en un ejercicio de humildad de la que adolecen la mayoría de políticos y afrontar la realidad. Menos juergas y más trabajo, menos despacho y más calle, menos "cuchipandis" y más hablar con los ciudadanos, con los vecinos. De qué nos sirve tener representantes en las Cortes de Castilla y León, en el Congreso y en el Senado si ni se les ve ni se les oye. La mayoría actúan en función de los mandatos de sus respectivos partidos no de las necesidades de los ciudadanos. Y estamos hartos

A los ciudadanos de Zamora ni se nos ve ni se nos oye en los lugares donde se toman las decisiones. Y da lo mismo que sean el Congreso y el Senado, que cualquier pleno municipal. Nuestras necesidades no se tienen en cuenta. Se ven venir los problemas pero no se hace nada para evitar que lleguen a serlo. Nuestra amada y nunca bien ponderada clase política conoce sobradamente el problema de despoblación que sufre Zamora, sabe cuáles son los mecanismos necesarios para impedir el goteo que sufre Zamora, pero no hacen nada por impedirlo.

Pídale usted algo para su ciudad o su pueblo a una senadora o a un diputado, le escucha con educación y aparente interés, ¡mejor fuera!, y ahí empieza y termina la cuestión. No hacen nada, ni se mueven, y si lo hacen es para ir a besar culos o a tomarse un "cafelito" al bar de la Institución de que se trate que, para más regodeo, es más baratito. Vote usted para esto. Al paso que vamos, de seguir perdiendo población, y esa es la tónica, la clase política acabará desapareciendo, esa es la única satisfacción, porque no va a haber votantes y porque la pérdida de población también hace que perdamos representantes.

Zamora se queda sola. Nuestros jóvenes se van. Cuando la Junta recorta, empieza por Zamora. Cuando se reparte, siempre nos quedamos fuera. Cuando se ningunea, nosotros somos los primeros en sufrir el desprecio. Y así sucesivamente. Claro que somos una población en absoluto reivindicativa, fácil de engañar y como no protestamos, no nos manifestamos, no decimos nada, pues hala, nos toman por el pito de un sereno. Así nos pinta, ¡en bastos!