Los anónimos, el anonimato, siempre ha sido la fórmula elegida por los cobardes para manifestarse. Las redes sociales se han convertido en la guarida de multitud de cobardes e indocumentados, incapaces de dar la cara. El miedo es libre y semejante gentuza, la que insulta, amenaza, veja o lesiona el honor se caga la pata abajo, con perdón de la expresión, solo de saber que pueden ser descubiertos. Los autores tienen nombres y apellidos y basta una denuncia sin más consecuencias interpuesta en el pertinente juzgado para descubrir al vil que se esconde tras el seudónimo.

No me extraña que Rusia haya tomado cartas en el asunto promulgando una ley que prohíbe la tecnología de redes privadas virtuales que permiten navegar por Internet de forma anónima. De esa forma van a evitar muchos males mayores y menores. Lamento que sea en Rusia donde esta prohibición se haya hecho efectiva, siendo como es un país donde las libertades se conculcan permanentemente y donde la libertad de expresión no existe. Pero es que lo que pasa en las redes no es libertad de expresión, es otra cosa, es impunidad hacia un comportamiento indebido, inadecuado, desacertado e improcedente.

La decisión aprobada por la Duma o Cámara Baja del Parlamento ruso empieza a ser adoptada en otros países. La medida será efectiva a partir del 1 de noviembre. En ese momento se acabará la impunidad de los que hacen mal uso de las redes. Por cierto, la ley rusa no pretende imponer restricciones a los ciudadanos respetuosos de la ley, sólo pretende bloquear el acceso a contenidos impropios. Y de esos se llena la Red con mucha, con demasiada facilidad. Ya sabemos cómo se las gastan algunos cuando muere un torero, un agente del orden, cualquiera que les caiga mal. Por esa regla de tres esto podría ser la guerra. Si hay que poner a parir a todos los que caen mal, esto puede ser el acabose. Conducirse con respeto, aún en la discrepancia sería lo suyo.

Puede que la medida rusa acabe generalizándose incluso en países de nuestro entorno donde las autoridades están más que hartas de tanta impunidad. El gobierno de Putin lo tiene claro, bloquearán las páginas de Internet que permiten sortear el bloqueo de otras páginas prohibidas en Rusia. No se puede consentir la demoledora campaña que en las redes se hace contra quien no piensa, contra quien no opina igual que el anónimo. Es una forma de navegación tendenciosa, perjudicial para la salud de la Red, que mueve al odio y eso es un delito aquí y en Pekín. El mal gusto reina, sin generalizar, en un medio que, de otra forma, sería una gozada, una forma de intercambiar criterios, y opiniones sin ofender, sin perseguir, sin acosar y, sobre todo, dando la cara, sabiendo quién es quién. Se puede discrepar y se puede discutir desde el respeto más absoluto. Lamentablemente la falta de respeto es norma para muchos de los que usan las redes indebidamente.

Mucho me temo que eso, en lo que a España respecta, sea poco menos que una misión imposible. No obstante hay que dar pasos hacia adelante. La autoridad competente está en la obligación de buscar un sistema que acorrale el anonimato. No seré yo quien le diga a un experto que existen herramientas la mar de útiles para bloquear a usuarios molestos. Sólo hace falta voluntad y unas directrices de obligado cumplimiento.