El fiasco del referéndum para legitimar la "asamblea constituyente" de Venezuela describe la aversión popular contra el golpismo de Maduro. Haga lo que haga con un resultado que el Consejo Electoral manipula a su medida, la comunidad internacional sabe que el chavista ha perdido la apuesta. 120 ciudadanos han muerto ya en el enfrentamiento de la democracia y el absolutismo, mientras que los presos políticos siguen entre rejas y la población entera sufre una grave crisis de subsistencia. Las cifras de participación van del 12% calculado por la oposición al 41% proclamado por el oficialismo. España, la UE y otros países rechazan este último dato. Maduro no anticipa elecciones, prueba el amaño de su porcentaje.

En medio de la incertidumbre, es justo destacar el compromiso de dos grandes artistas venezolanos. El primero es el director de orquesta Gustavo Dudamel, el más celebrado representante cultural del país. Formado con el Sistema de Orquestas que fundó José Antonio Abreu hace casi 40 años, ocupa hoy el podio titular de las sinfónicas Simón Bolívar de Caracas, la de Los Angeles en EE UU y la de Gotemburgo en Suecia. Sospechoso de "chavismo" tras su destacada presencia en las exequias de Chávez, no hizo más que corresponder a la predilección del comandante por un Sistema que goza del prestigio mundial de sacar de la calle a cientos de miles de niños y jóvenes venezolanos e integrarlos en un exigente plan de cultura artística que incluye su educación integral. Primeras figuras como Abbado, Barenboim o Rattle se sumaron en persona al proceso educativo que ha ganado los más altos galardones, entre ellos el Príncipe de Asturias de las Artes.

El 19 de julio leíamos en "El País" un llamamiento de Dudamel al diálogo y la concordia: "Pido encarecidamente al gobierno venezolano que suspenda la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente". Así expresaba el deseo de una nación "democrática, pacífica y alineada en las mejores condiciones de vida para todos y todas. Yo creo en esa Venezuela". El artista consagrado está y estuvo siempre al lado de la inmensa mayoría de sus compatriotas.

Otra figura internacional, la gran pianista y compositora Gabriela Montero, que desde hace siete años no puede regresar a su patria, remite a ella las ovaciones que merecen sus conciertos. Y emociona a los públicos cuando habla desde los escenarios del desgarro de Venezuela. A veces se envuelve en la bandera de la nación y oculta el rostro en ella para disimular las lágrimas. En estos testimonios de talento y sensibilidad universalmente reconocidos vibra el alma de todo un pueblo amenazado por el golpismo dictatorial.