Unas vistas extraordinarias, como es hacer un centro cívico y un conservatorio con una inversión en torno a los diez millones sobre los casi tres que costaron los encofrados de eso que llamamos "agujero".

Esta salida, negociada por el Ayuntamiento, ha sido un éxito para la ciudad de Zamora. El éxito se focaliza en el equipo de gobierno, en quien firma, y algo habremos contribuido. Pero conseguidas las cosas, me parece que es una buena terapia repartir un poco y dar a cada uno lo que le pertenece.

Me contaba el presidente Juan Vicente Herrera en la entrevista que tuvo conmigo para avalar este acuerdo, que Antonio Vázquez le llamó allá por 2004 para enseñarle el magnífico teatro de La Laboral y el espacio que existía hasta la calle Jiménez de Quesada, para convencerle de que era el lugar ideal para hacer un palacio de congresos. Y le debió convencer, si bien es cierto que era el tiempo de hacer esas infraestructuras en todas las ciudades. Ahí empezó esta historia que partiendo de lo que hay, hoy le da una salida diferente. Si Vázquez no hubiera encendido la mecha, hoy no tendríamos negociación ni antorcha.

La quiebra de la empresa y el abandono del agujero fue un "no hay mal que por bien no venga". No me imagino en estos momentos un palacio de congresos de esas dimensiones con los multimillonarios gastos de mantenimiento en una ciudad en la que el número de congresos es el que es, y compitiendo con los inmuebles de otras administraciones.

Durante ocho años el agujero fue una pesadilla para Rosa Valdeón. Crisis económica, falta de liquidez y un abandono por el promotor de la obra, la Junta, dejaban poco margen de maniobra. Y lo más humillante, era que la Junta le reclamaba el pago de casi un millón, que era el treinta por ciento de lo comprometido en la obra, aunque todo hubiera resultado un fiasco.

Lo intentaron cobrar por tierra, mar y aire, queriendo incluso descontar la cantidad de la obra de la Escuela de Enfermería. Y al final lo cobraron de la subvención del ARI de Los Bloques. Y hubo que pagar. Justo es decir que Rosa Valdeón unos días antes de dejar el cargo y por escrito le dijo a la Junta que el asunto acabaría en los tribunales ya que pagábamos un millón por nada, o sea, por un agujero, con claro incumplimiento del convenio que decía que el Ayuntamiento debía tener al final un palacio de congresos.

Y ahí entró el nuevo equipo de Gobierno. Negociamos la salida de un centro cívico de tres millones y con éxito. Incluso se licitó el proyecto con todos los espacios del vuelo y subsuelo para el Ayuntamiento. Una salida muy práctica y razonable en la que jugó un papel fundamental la Consejería de Fomento.

Hace apenas un mes, y antes de aprobar el Presupuesto de 2017 Herrera acepta una enmienda de UPL para la realización de un conservatorio en Zamora. Se abre una nueva ventana para la negociación en la que de querer relegar al Ayuntamiento se pasó a ver la compatibilidad por primera vez de los dos usos, centro cívico y conservatorio, tanto por el Consejero de Educación como por el delegado territorial en Zamora.

Y así se dio la tormenta perfecta. Todos ayudaron y así se debe reconocer. Es verdad que la salida de centro cívico y conservatorio es mucho más social y práctica que un palacio de congresos. Es una salida exitosa, comparable a la construcción de un nuevo hospital como el que se está ejecutando.

Los éxitos no solo son de quien sostiene el bolígrafo de la firma, que también, sino que tiene otros autores, otras perspectivas, y justo es decirlo cuando el protagonista es solo una instantánea, una foto, una salida que refleja un agujero con vistas a un futuro con dos edificios, ahora sí, con indudable proyección social.