La España más despoblada que coincide con el medio rural, está perdiendo servicios a punta pala. Concretamente la falta de oficinas bancarias complica la vida en los pueblos. No sé si es precisamente eso lo que hace aumentar el éxodo que deja a tantas localidades sin apenas habitantes o son las oficinas bancarias las que se van precisamente porque no hay clientes o son tan pocos que no merece la pena. En España hay 8.177 municipios. El 48% no cuenta con sucursal bancaria alguna. Sabido es que la crisis de las cajas de ahorro agudizó el problema. Las cifras cantan: 1,13 millones de ciudadanos no tienen acceso a una oficina en su lugar de residencia, cerca de un 20% más que antes de la crisis. Y es que la puñetera crisis financiera ha causado el cierre de miles de sucursales. La Zamora urbana y la rural no son ajenas a este fenómeno.

Hubo un tiempo en el que Zamora capital llegó a concentrar un número importante de estas sucursales. Se abrían tantas como bares y cafeterías. Estas últimas han sobrevivido aunque también se ha soportado algún que otro cierre. Pero de tanta oficina bancaria solo queda el rastro, el local abandonado a su suerte que es la de los pintamonas y de los que pegan carteles de todo tipo en su fachada. La mayor exclusión financiera está en Avila, Burgos, León, Palencia y Zamora y no por orden alfabético precisamente. Zamora se lleva la peor parte, como casi siempre en casi todo. Encima, los grandes bancos, los que todo lo fagocitan siguen empeñados en cerrar oficinas y reducir plantilla. Ese es el quid de la cuestión, la plantilla. De semejante amenaza no se libra ni el Banco de Santander. Ni tanto como antes, ni tampoco como ahora. Esa especie de 'apartheid' financiero que viven miles de poblaciones en España es injusto. Esperar el 'ofibus' o acercarse a un pueblo con más suerte parecen ser las únicas soluciones aunque, repito, no hay derecho.

En Zamora capital, las sucursales abiertas son poquísimas. La verdad es que en una ciudad tan reducida de tamaño como la nuestra lo de antes era una exageración por lo alto, lo de ahora es una exageración por lo bajo. Se han tomado medidas tan drásticas que, a lo mejor, ni lo de entonces pero tampoco lo de ahora. Tenemos que retrotraernos muchos años atrás para, mucho antes de la sacudida de la crisis financiera, encontrar en el paisaje urbano y en el rural, oficinas de todos los colores, los corporativos. Lo malo de ver cerrar sucursales bancarias y comercios, es que esos locales se quedan vacíos, parece que para siempre, sin otra utilidad, sin otro uso que al que antes me refería. Las entidades bancarias no buscan nuestro servicio, buscan su rentabilidad. Los clientes les importamos un bledo. No hay más que ver las colas que se organizan ante las cajas de algunos bancos sin que resuelvan ese tema que tienen pendiente con todos los zamoranos. Hay bancos exasperantes y desesperantes, no me extraña que acaben como acaban.

Quien nos iba a decir hace unos años que los habitantes de un buen número de municipios iban a tener dificultades para conseguir efectivo, al no haber oficina alguna en su localidad. Entonces había bofetadas por abrir el primero una oficina.