El PSOE, por boca de Pedro Sánchez, ha de tener más cuidado con lo que dice y con lo que hace. Ya empiezan los movimientos subterráneos en esa parte del Psoe que no se muestra de acuerdo con ciertas apreciaciones del líder. La España federal propuesta por el jefe está propiciando situaciones no deseadas en su modelo de 'nación de naciones', hasta el punto de abrir la puerta al hecho de que los futuros Estados federados, es decir, las actuales comunidades autónomas, puedan a su vez crear sus propios miniestados. Este batiburrillo no va a tener cabida ni en la UE donde no se van a aclarar, ni en la Onu donde están hasta el moño de esta y de otras situaciones.

En el XIII congreso del PSOE balear, clausurado por el propio Sánchez, se propuso que la todavía comunidad se convierta en una "federación de islas" dentro de la España federal. Esto no hay quien lo entienda. Que ganas tiene este buen señor de jorobar la tana. Sánchez empezó el recorrido que lleva a España a ninguna parte hablando del "carácter plurinacional del Estado", ahora ya vamos por la necesidad de hacer que las islas baleares sean "miniestados". ¡Cuántas chorradas, madre mía! Eso no se ha visto en ninguna nación que se precie de tal. Con ello se demuestra aquello tan criticado de que España es diferente.

Esa diferencia en materia política es mala de solemnidad. Si la reforma constitucional que propone Sánchez deriva o, mejor, degenera en miniestados y otras gilipolleces por el estilo que, por favor, se lo haga mirar. Luego, para quedar en bien con decir que, no obstante, la soberanía reside en el conjunto del pueblo español, al cabo de la calle. Por cierto, ¿qué pueblo? Porque a ver, están proponiendo crear una nueva vieja autonomía, el reino de León, compuesto por León, Zamora y Salamanca. Hay quienes hablan de la necesidad de establecer ya la República de El Bierzo, otros quieren segregar la parte de España que acoge los Pirineos y así sucesivamente. Los más majos, los canarios que nunca se han pronunciado al respecto, jamás han dado guerra como pueblo en ese sentido. Algún que otro iluminado, como Antonio Cubillo, fundador del MPAIAC, que salió por la tangente en tiempos, pero nada más.

Las Baleares no tienen un Antonio Cubillo, pero tienen una Francina Armengol a la que no le importaría incluso echarse en brazos de Podemos con tal de satisfacer ese impulso repentino que dependerá de lo que ocurra en Cataluña. Porque algo ocurrirá. A mí no me cabe duda alguna. Eso de que haya que atender a la diversidad para reformar la Constitución o declarase independiente unilateralmente tiene bemoles. Si en una familia de cuatro hermanos cada uno es de su padre y de su madre, cómo no va a haber diversidad en el conjunto de España.

Algunos entran en política y parecen volverse locos. Me la refanfinfla si se vuelven orates totales o parciales, lo malo es que nos van a volver locos a todos los demás. Y ya estamos más que hartos de los chulos y de los maricomplejines, de los que hablan de más y de los que callan por no hablar, de los mudos de solemnidad, de los fantoches, de los fantasmas y de los apocados. Más sentido común y sobre todo más sentido de Estado es lo que se necesita.