En la actualidad, la expresión popular de "manteros" o "top manta" se utiliza en España para referirse a la actividad de mostrar y vender productos de imitación en la calle para comerciar con ellos a precios muy por bajo de los originales. Esta actividad, al ser ilegal, en cuanto se acerca un agente de policía los vendedores, denominados "manteros", recogen su muestrario que está sobre una manta o sábana tan rápidamente como pueden y salen huyendo. Tales muestrarios suelen ser CD musicales, videos DVD, relojes y otros productos de imitación.

Otra cosa es la definición de manteros en la Zamora del siglo XVI refiriéndose al fabricante o vendedor de mantas, cuya industria estaba reglamentada rigurosamente y muy vigilado su cumplimiento por las autoridades municipales. Decía aquella normativa: "Los manteros pondrán en las brocas los hilos de una sola color. La lana, así en urdimbre como en tejedura, no será peladiza ni cardada, excepto en las alcatifas, aventales, aljamares y otras semejantes obras, no siendo la lana peladiza ni envuelto pelote. Ningún mantero tiña con hiez, goz ni ovillos, ni tagarnillos, ni tobiscos, so pena de seiscientos maravedíes".

El verde "ha de ser sobre blanco y alumbrado, ha de llevar por lo menos cada libra una onza de rasuras y un cuarterón de alumbre, y cocer tres horas en la caldera donde se ha de alumbrar, y luego darle de gualda y no echarle orines, y sobre aquello le dará los cuatro verdes. Morado ha de ser el alumbrado sobre blanco y que lleve un pie de rubio y después darle un caldo de brasil. Naranjado ha de ser sobre amarillo tostado, y cada libra de lana tres onzas de alumbre, y después de alumbrado se ha de cocer; cada libra ha de llevar un cuarterón de fustete y tres cuarterones de gualda, echando dos horas primero a cocer el fustete y después se le echa la gualda para cocer con ella tres cuartos de hora más y así será amarillo y después se cocerá en otra caldera con rubia y así será anaranjado".

Espero que el lector no tome en consideración estas normas para el teñido de las mantas en Zamora, pues, más que asemejarse a recetas de cocina, son fórmulas químicas que no parecen prácticas al día de hoy.

Aquella reglamentación era muy estricta con los manteros en los requisitos para ejercer su industria: "Nadie use de este oficio sin ser examinado, so pena de seiscientos maravedíes que serán destinados para la ciudad, juez y denunciador".