En la disputa por el trono de Castilla que enfrentó a los Reyes Católicos con el rey de Portugal Alfonso de Avis, que defendía los derechos de su esposa Juana de Castilla, el portugués invadió tierras zamoranas produciéndose batallas en Castrotorafe, Toro y en la propia ciudad de Zamora, entre otras.

El rey de Portugal proponía renunciar a la invasión de Castilla siempre que le dejaran a perpetuidad las ciudades de Zamora y Toro y todo el reino de Galicia, propuesta que fue rechazada por la Reina Isabel. Mientras don Fernando tomaba el castillo de Burgos, doña Isabel inició tratos en secreto con Francisco Valdés que defendía las torres del puente de Zamora, tratos que se llevaron a cabo por mediación de un fraile que, sin levantar sospechas, iba de un lado para otro llevando la negociación en secreto.

Se proyectaba entrar en Zamora de noche por el puente y apoderarse por sorpresa de la ciudad que estaba en poder del Rey de Portugal y de su esposa Juana "La Beltraneja" que aquí habían establecido su corte.

Francisco Valdés buscó gente que secundara el proyecto, encontrando el apoyo principal en Pedro de Mazariegos. En la ciudad había mucha gente que no le había quedado otro remedio que ceder a las circunstancias de la ocupación portuguesa, pero que se mantenían esperando a que la situación les fuera favorable.

Juan de Porras, un astuto partidario de los lusos, comunicó al Rey de Portugal lo que se tramaba y Alfonso de Avis, que estaba sitiando el castillo de Castrotorafe, levantó apresuradamente el cerco, regresando a Zamora. Dispuso que una compañía pidiera paso franco por el puente del que pretendía apoderarse. Valdés contestó a la intimación que no tenía órdenes expresas y que no abriría hasta el amanecer. Por su parte, los del puente, durante la noche levantaron un muro de piedra detrás de la puerta, preparándose para la defensa y pasando comunicación al Rey Fernando para que se apresurase a acudir en su auxilio.

A la mañana siguiente, se presentó Juan de Porras con cien caballos, repitiendo la orden de que le franquearan el paso, a lo que gritó Mazariegos: ¡ Castilla, Castilla, por el Rey Fernando y por la reina Isabel !.

A lo que los portugueses respondieron con ira y prendieron fuego a la puerta; los de dentro replicaron con espingardas y ballestas matando a todo el que se arrimaba a la entrada.

El Rey don Alfonso alentaba a los suyos con imprecaciones y acometían valerosamente, consiguiendo al fin que la puerta cediese, más cuando ya celebraban la victoria, vieron detrás el muro de piedra que resistió las acometidas hasta las tres de la tarde.

Como los asaltantes sufrieron importantes daños en el combate, uno de aquellos jefes portugueses le dijo al Rey don Alfonso de Avis que era vano su esfuerzo y que tuviese en cuenta que se encontrarían a todos los vecinos como enemigos; por lo que el rey de Portugal mandó salir al campo sin tardanza y marchar hacia Toro con todos sus pertrechos.

Resentido el rey don Alfonso de Portugal de la pérdida de Zamora, determinó reducir la campaña por la Corona de Castilla, aunque todavía habría de librarse la Batalla de Toro en la que los zamoranos daría la victoria para el Rey Católico.