Vayan preparando ustedes la hucha, la cartilla, el cofre, el colchón o cualquier otro aparato o artefacto para guardar las perras. Se anuncian tiempos de esos en los que el dinero, si somos un poco apañaditos, nos va a salir por las orejas. Se acabó la miseria. O tal parece si nos hacemos caso de lo que se dice estos días en torno a la próxima bajada del IRPF nacional, del impuesto de sucesiones, del techo de deuda, de la pasta que la Junta destinará a la Estrategia Juvenil?Plata, plata, plata, como si nos hubiera tocado la Primitiva. Lees la cantidad de millones que hay en cada apartado y te quedas turulato. Luego, ya más sereno, echas cuentas, divides, sacas decimales y compruebas que, en realidad, tocas a poco, pero, bueno, menos da una piedra. Y te vas a la cama tan contento.

El problema es que al día siguiente tienes que ir de consulta al médico, a que te pinche el ATS con un potingue que te acaban de dar gratis en la farmacia y te encuentras con gentes que han pedido una ayuda o una subvención y te preguntas: ¿Y de donde salen los euros para pagar todo esto? Y en el "todo esto" hay que incluir también las pensiones, las carreteras, los hospitales, los transportes deficitarios, los cuerpos y fuerzas de seguridad, los bomberos, los agentes forestales, los funcionarios que nos atienden, los que nos inspeccionan? La maquinaria del Estado (incluidas comunidades autónomas, diputaciones, ayuntamientos, cabildos, consejos comarcales) es cada vez más compleja y cara y, claro, hay que pagarla si queremos que pite. ¿Con qué?

- Buena pregunta, don Afridio, buena pregunta.

Esa es una de las claves en las que se debate nuestra civilización. Fue la socialdemocracia la que impulsó, puso en marcha y desarrolló un Estado del Bienestar que ahora la crisis ha puesto en un brete. Pero Europa ya no se concibe como tal sin estos avances, aunque los gobiernos conservadores (y alguno que se autoproclama de izquierdas) hayan pegado unos recortes fuertes y dolorosos a los gastos en Sanidad, Educación y protección social. Y esa Europa es la que anda haciendo encaje de bolillos para lograr la difícil cuadratura del círculo. Si se suben los impuestos para poder pagar los servicios públicos, se le quita dinero a la gente, baja el consumo, se genera menos riqueza y, por tanto, menos dinero para las arcas estatales, etcétera, etc. Pero si bajan los impuestos, se recauda menos y, por consiguiente, es más complicado abonar pensiones, nóminas de médicos, profesores, etc y atender el resto de las múltiples necesidades de un administración costosa. ¿Qué hacer?

-En esas estamos, don Pulquerio, en esas estamos, pero cada cual dice una cosa y es muy difícil ponerse de acuerdo.

Pues sí, es muy difícil llegar a un acuerdo. Incluso con uno mismo. Eso le ha ocurrido a don Cristóbal Montoro, que un día aseguró, tajante él, que era imposible una rebaja del IRPF, una semana después admitió que tal vez, que ya veremos y un par de fechas más tarde ya estaba la rebaja pactada con Ciudadanos.

-Es lo que sucede, don Afridio, cuando no hay mayoría absoluta y se necesitan los votos de otros.

-A la fuerza ahorcan, don Pulquerio, ya lo decía mi abuela.

El caso es que, si lo anunciado llega al BOE, que llegará, se recaudará menos por el IRPF. Quienes no alcancen los 14.000 euros anuales (3,3 millones en España; 208.000 en Castilla y León) no tributarán. Los que ganen entre 14.000 y 17.500 (unos cien mil en esta comunidad) pagarán menos. Además, se devolverán 1.200 euros a aquellos ciudadanos con cónyuge discapacitado, mayores a su cargo o familias numerosas de hasta cuatro hijos (unos 47.000 contribuyentes castellano-leoneses).

Montoro ha tenido que aceptar el órdago de Ciudadanos. Él no quería, oiga, pero ese trágala garantiza el apoyo de Ciudadanos al techo de gasto y, casi seguro, a los presupuestos del 2018, lo que implica luz verde y relativa tranquilidad hasta final de legislatura. Rajoy no quiere sobresaltos, aunque esto suponga dejar de ingresar unos 800 millones de euros al año.

Tampoco quieren sobresaltos en la Junta de Castilla y León, que dejará de cobrar una buena pasta por el impuesto de sucesiones. Desde el pasado viernes, la cuota que no tributa ha pasado para familiares directos (padres, hijos y cónyuges) de 250.000 a 300.000 euros por heredero. Hace un año era de 175.000. Más ahorro para el bolsillo.

Todos tan contentos. ¿Todos? Sí parece. Ya veremos cuando nos digan que no hay dinero para tal o cual petición porque ha bajado tanto o cuanto la recaudación. Y tengamos que acudir a lo privado porque lo público no funcione. Es lo que el refrán llama pan para hoy, hambre para mañana. Veremos.