Entre fiestas y fiestas por doquier (León, Zamora, Burgos, Segovia, Soria y numerosos municipios), la semana nos ha traído un carro de noticias que, en esta tierra, han quedado un tanto entoñadas por los ajos, la cerámica, los conciertos, los cambios en los carteles de las corridas, las "masivas, multitudinarias y populares" protestas de los antitaurinos, el bullicio de las peñas y los llenazos en las calles, que, a veces, Santa Clara parecía Las Ramblas de Barcelona o Chueca en días de Orgullo Gay. Por eso, inmersos en la molicie del ocio, en el buen vivir, casi ni nos hemos enterado de lo que sucedía por ahí fuera, que ha sido mucho y variado, igual que los menús largos y estrechos en los restaurantes de diseño. Ya que es imposible abarcar y comentar todas las novedades, ahí van algunos apuntes festivos para que, como decía Gila, ustedes sepan lo que se cuece y estén informados como Dios manda.

-Se celebró en las Cortes de Castilla y León el debate sobre el Estado de la Comunidad, aunque otros lo llaman la Comunidad en estado. ¿Uno más? Depende. Las 64 propuestas de resolución que vieron luz verde serán algo así como la carta a los Reyes Magos de un niño pobre. Algunas de esas resoluciones se han aprobado un montón de veces y como quien oye llover. Otras son simples peticiones al Gobierno central, cuan largo me lo fiáis? Con decirles que todos los medios han destacado el acuerdo de que las vacaciones de Semana Santa se extiendan de Ramos a Resurrección está dicho todo. Al parecer, ese es el principal problema de esta región. Los demás ya están resueltos. Sin embargo, el debate de este año ha sido algo distinto, especialmente por la dureza de las intervenciones, por lo agrio de las expresiones y por los cruces de insultos y admoniciones que no se habían oído en sesiones anteriores. Hasta Herrera, moderado y buen parlamentario, perdió los papeles. O sea, mucho ruido, y del malo, y pocas nueces, y vanas.

-Entre las 64 propuestas de resolución no figura ninguna relativa a la despoblación. Lógico: la arreglamos en Semana Santa con el turismo procesional y ahora por San Pedro con los visitantes ajeros. Se ve que lo de la despoblación ya no es un problema. Pero, mecachis, que mala suerte, salen el jueves los datos del padrón y hemos vuelto a perder habitantes. Nada menos que 18.657 (0,76% de la población), a la cabeza de España. Pues nada, a seguir así, que esto es Jauja.

-Cada vez que se habla de atajar la despoblación, surge la frase mágica: crear empleo. Pero nadie dice cómo ni dónde. Y hay datos muy llamativos que no invitan, precisamente, al optimismo. Por ejemplo, en un reciente acto de la Confederación de Empresarios de Castilla y León (CECALE), su presidente aseguró que el año pasado 250 empresas de esta región cambiaron su domicilio fiscal a otras comunidades, especialmente a Madrid. Allí pagan menos impuestos o tienen otras ventajas, así que...¿No se puede hacer nada? Esos empresarios me recuerdan a la gente que habla y habla de lo mucho que quiere a su pueblo pero, en cuanto se jubila (o antes), se va a vivir a la ciudad. Si es que aquí no queda nadie. Claro, si os vais todos.

-¡Cómo estará el panorama para que algunos funcionarios del Ministerio de Fomento y directivos anden vendiendo sal al estraperlo y barreras de seguridad a las chatarrerías. El Juzgado de Puebla de Sanabria nos ha recordado esta semana este caso, digno de una película de Berlanga. ¿Quién se podría imaginar a probos funcionarios y a encorbatados empresarios facturando sal de desecho como sal marina, engordando las compras y pispando biondas. El juez les atribuye once delitos, once, o sea casi todo el Código Penal. Y sucedió aquí, en Sanabria y la Carballeda, entre 2006 y 2011. Para que luego nos llamen atrasados. ¡Robo de sal marina en Zamora en el siglo XXI! Ni Kafka.

-El Gobierno ha tenido que pedir un crédito de 6.000 millones para poder pagar la extra de las pensiones. Otros 3.514 saldrán del Fondo de Reserva, esa hucha que tenía 66.022 millones cuando la dejó el malvado Zapatero y que ahora anda solo por los 11.600. Dice la ministra Báñez que no hay problema, que todo está solucionado y que ese crédito es tan blando que parece un regalo. Los pensionistas no lo tienen tan claro. Y los del futuro, menos. A ver si vamos a tener que pagar el crédito y los intereses.

-Y a todo esto el Congreso reprobó a Montoro. ¿Y qué?, dijo don Cristóbal. Y se fue a recortar déficits a quien se los deje recortar. En Castilla y León, lo rebajaremos a la mitad el próximo año. ¿Se notará a mejor? Humm, lagarto, lagarto.