En diciembre del 2015, Podemos y otros, obtuvieron 5 millones de votos, e IU y otros, obtuvieron casi 1 millón de votos.

Seis meses más tarde, repetidas las elecciones generales (junio del 2016), ambas formaciones se unen electoralmente, y para regocijo de los poderosos únicamente obtuvieron 5 millones de votos.

Sobre dónde han ido los cerca del millón de votos "perdidos", considero que fue el miedo a que cambiaran las cosas lo que hizo huir a unos 800.000 de los valientes de diciembre, mientras que otros 200.000 no votaron por pertenecer a la "gauche divine" (izquierda divina) del siglo XXI (cuyo lema podría ser : "Todo para la clase obrera pero cuando yo, que soy divino, quiera").

Considero además que dicha bajada de votos se produjo de esta manera muy posiblemente así: mientras Podemos perdía millón y medio de votos, IU subió medio millón; obteniéndose el resultado final por la suma de los 3,5 de Podemos y otros, y el 1,5 de IU y otros.

De entonces acá (ha pasado un año) el descrédito de Podemos es preocupante, al tiempo que las otras formaciones que configuran Unidos Podemos y las confluencias autonómicas, no se sienten a gusto.

Todo esto obliga a afrontar los problemas existentes y que se analizan a continuación:

El primer problema es el nombre de la coalición electoral. Se ve que durante la negociación del mismo, Podemos, eufórica, impuso un error monumental, hacer constar en el frontispicio del ente unitario, el nombre de uno de los partidos que configuraban la confluencia.

Para que se entienda el disparate, es como si cuando el PCE fundó IU, se hubiera empeñado en que su patronímico apareciera en el nombre de la convergencia, llamándose algo así como "Comunistas Unidos".

Lógicamente usted está pensando que no es lo mismo un caso que el otro, porque la palabra "comunista" pudiera restar y la palabra "podemos" sumar.

Pero no es así: una unión, y más si es sólo lectoral, debe dejar claro que aglutina y no que elimina. Y a la vez no puede dejar la suerte política de todos a merced de la fama (momentánea) de uno sólo de los integrantes de la convergencia.

Amén de que es de elemental elegancia y sabiduría política no imponer el nombre de ninguno de los componentes, y menos si es el más numeroso. Porque si tan grande se ve así mismo, como para imponer todo, mejor que vaya sólo por el mundo.

Dicho esto, la conclusión es clara: Unidos Podemos debe quitar la palabra "podemos" de su denominación (y de paso cambiar el logo que de tan chocante, choca).

El segundo problema de Unidos Podemos, reflejado por Garzón y la dirección de IU, estos días, y por algunos como servidor hace meses, es el de no poner en primera fila a sus componentes más destacados.

No poner a Alberto Garzón como portavoz de UP (Pablo Iglesias sería el líder y Garzón el segundo de abordo) es como si el Madrid y el Barça dejan a Cristiano y Messi en el banquillo.

Es cierto que la duda política es: ¿Quién arrastra más, Irene Montero por ser mujer entre las mujeres, o Alberto Garzón, por ser el político de izquierdas mejor valorado, entre hombres y mujeres en general?.

Pero la respuesta es obvia, en las encuestas, la compa Irene no aparece con más aprecio que Garzón, luego no arrastra más (entre la mujeres españolas) que él (entre el conjunto de la sociedad).

Amén de que tener la suerte de contar con un súper líder en estima que sea de otra formación que no es la más grande, es una gran ventaja para cualquier proyecto convergente porque visualiza más el proceso unitario.

Por tanto, el segundo problema se resuelve poniendo a Alberto Garzón en el epicentro de Unidos Podemos

Tercer problema: leyendo entre líneas, pero leyendo, se puede llegar a la conclusión, que ratificarán los órganos competentes, de que a las elecciones locales de dentro de 2 años, se irá en confluencia (unión) a las elecciones autonómicas, y sin embargo se acudirá a la carta (según quiera la militancia de cada municipio) a los Ayuntamientos.

Aunque cada localidad es un mundo, al final el mundo es igual en todas las localidades, por eso algunos (desde Zamora) consideramos que deben crearse Comités Unitarios en cada provincia cuyas misiones sean:

Limar asperezas entre los de IU y los de Podemos. Que discurran estrategias para que quienes van a pedir el voto unidos para las autonómicas no parezcan cuñados enfadados en las municipales. Y sobre todo, para que en los pueblos donde salgan candidaturas unitarias, todos esos votos sumen (es decir tengan el mismo sustento legal ante la junta electoral) para lograr diputados provinciales (que posteriormente se unirían a los de IU y Podemos para alcanzar mayorías absolutas.)

Por cierto, esto de ir por libre a por los ayuntamientos, juntos o separados (según decida cada localidad), puede ser una lección necesaria para quienes se creen el ombligo del mundo.

PD: Hablando sobre UP, el alcalde de Zamora, pensando sólo en Zamora, ha recomendado ir por separado a por la Alcaldía, porque según él la Ley D´Hont con 25 concejales, es una mera proporcionalidad numérica sin efecto práctico; por lo que yendo por separado IU y Podemos, sumarían los mismos concejales que yendo juntos.

Pues bien recordemos los datos: En las últimas municipales el resultado del PP fue de 10.500 votos sacando 10 concejales, y el de IU sacando 9.400 votos y 8 concejales.

Si dividimos para ver cuántos votos se requerían para cada concejal dan: Que los concejales del PP salieron a razón de 1.050 votos cada uno; mientras los de IU salieron a 1.175 votos cada uno.

Haciéndose evidente que su afirmación es científicamente errónea, debido sin duda a su exceso de trabajo.

Recordemos que la ley D´Hont premia al ganador, con el fin de que salgan gobiernos antidemocráticos pero estables.

Eso por no hablar de que si alguna candidatura no saca el 5% de los votos válidos (en torno a 1.500 en Zamora) no entra en el reparto.

Todo lo cual se dice para que se sepa.