Las luces comienzan en la larga luz natural del estío, en sus tardes prolongadas e infinitas, en sus noches cortas y calurosas, cuando en Zamora capital, estos días, se viven las tradicionales ferias y fiestas de San Pedro, que no siempre se denominaron así ni se celebraron por tanto en esta época, pero que han tenido y tienen siempre el éxito de público asegurado, pues a la ciudad se suma por entero la provincia en estas celebraciones del santo patrón, que baja desde los pueblos de todas las comarcas a participar, como zamoranos que son, de la alegría, el bullicio, la animación, el sonido, el color, y la luz multicolor de las peñas y de las calles y plazas de la zona vieja y la zona nueva llenas de gente a cualquier hora paseando por La Marina y por la feria abierta.

De nada falta en el programa elaborado por el Ayuntamiento, que en nada tiene que envidiar a años anteriores y aún les supera en cuanto a algunas novedades y atracciones. Ahí están, pensadas para todos, sus ferias habituales de la cerámica y del ajo, junto al muy amplio y variopinto catalogo de actuaciones musicales, desde lo clásico al folclore de la tierra pasando por el flamenco y el pop, aunque de la lista se cayese, por un imprevisto, un clásico, un Raphael que volvía a Zamora siendo esperado con expectación, sobre todo por la gente de su quinta, pero no solo. Y luego están los toros, los deportes, y un sin fin de actividades lúdicas y culturales que hace que se vivan estos días con intensidad, y hasta ahora, parece, con mayor control que en otras ocasiones. Se desarrolla con ganas este San Pedro que culminará el jueves, día grande, y que trae ahora según las previsiones meteorológicas temperaturas mas suaves que harán más cómodas las fiestas y se podrá respirar.

Que se necesita porque ni en ferias se libra Zamora de los malos datos que suelen acompañar su discurrir vital. Pese a que haya bajado el paro, pese a que se note la reactivación económica, pese a que la ciudad y la provincia se ilusionen con ese nuevo plan de choque para el desarrollo que se han propuesto los empresarios locales y al que las instituciones ponen por ahora buena cara, que hay que desear que se mantenga cuando toque poner dinero. Pero Zamora continúa estando entre los colistas del país en cuanto a ingresos medios anuales por hogar se refiere: 25.500 euros. Hay sitios en los que se llega a los 70.000, como algunos municipios de Madrid o del norte. Así que a la gente, jóvenes y no tan jóvenes, no les queda otra que hacer la maleta, coger el AVE, y buscar nuevos horizontes.

Es la despoblación de Zamora, que no cesa, al igual que ocurre en toda la región. Es la segunda población con mayor saldo negativo vegetativo al tener la menor tasa de natalidad. El año pasado llegaron al mundo 930 nuevos zamoranos pero murieron 2.816. Por cada 1.000 mujeres hay 27 nacimientos, que es la tasa de fecundidad más baja de España. Con tales cifras es muy difícil hacer planes de futuro. Y un dato muy curioso: los últimos en todo o casi todo, Zamora es, sin embargo, la novena provincia con más hijos de madres no casadas, un 48%de los nacidos en 2016.