Regenerar la democracia: este es el aviso que ha sido lanzado días atrás por algunos veteranos políticos, de los pocos supervivientes que aun quedan de los primeros tiempos de la transición, de cuando Suárez y su bien intencionado centro de UCD. Hay que regenerar la democracia, asfixiada por la corrupción, y no solo por la corrupción sino también por la amenaza cada vez más evidente del populismo en cualquiera de sus formas y ámbitos, ha dicho en un exhaustivo discurso, en el que no ha se ha dejado un solo palo sin tocar, el presidente del Instituto de Estudios de la Democracia, Jose Manuel Otero Novas, un ex ministro que también fue diputado por Zamora.

Realmente fue un cunero impuesto desde Madrid, admitido cortés pero displicentemente por el PP provincial pero que durante su legislatura siempre hizo gala de su condición de parlamentario por Zamora, y aun lo sigue recordando en ocasiones, aunque tal vez la experiencia no fuera excesivamente grata. Retirado hace mucho de la política activa, nunca se ha alejado de la política como ha demostrado en actos y conferencias diversas y ahora con la presidencia de ese instituto de estudios que precisamente acaba de lanzar un libro. "España, democracia y futuro" que pretende servir no de alarma sino de eso, de aviso, ante la actual e inquietante situación por la que atraviesa el país y sus instituciones, si bien se mostró rotundo en su vaticino de una nación prospera e indisoluble.

Nada se dejó en la mochila, asegurando que la corrupción conocida es, naturalmente, precisó una mínima parte de la corrupción real. Algo en lo que todos estamos de acuerdo. De ello culpó mucho a los Gobiernos socialistas y a los que le siguieron por haber eliminado los controles administrativos para que el poder tuviese las manos libres. Y en cuanto a los populismos, que avanzan en todo el mundo, en una amenaza peligrosa para la democracia, advirtió que son los fallos del sistema los que vuelven a abrir puertas a partidos y líderes capaces de acabar con la libertad, favorecidos en los tiempos que corren por canales informativos dirigidos a la perpetuación de la mediocridad imperante. Otro riesgo que contempla el Instituto de Estudios de la Democracia es la presión ejercida ahora por los poderes públicos para visualizar y divulgar diferentes formas de sexualidad y modelos de familia, forzando a exhibirlos como normales, iguales o indiferentes, según precisó textualmente su presidente.

Hubo otras intervenciones, entre ellas la de otro veterano político, el nonagenario Alfonso Osorio, que fue vicepresidente con Súarez, a quien responsabilizó de las listas cerradas y bloqueadas que tanto daño están haciendo al sistema al favorecer a los caciques de los partidos, y de haber vedado el contacto de los ciudadanos con los políticos. La corrección política está haciendo el resto, como señaló el historiador García de Cortazar al denunciar la policía del pensamiento que ha sido instalada en nuestra sociedad, y el grave daño que ello conlleva. El acto se cerró, según cuenta Natalia Vaquero en magnífica crónica, con el himno nacional. Buen recordatorio de que hay que regenerar la democracia.