La estrategia ha sido igual o parecida a la de algunos atentados anteriores. El ataque se ha llevado a cabo con un automóvil, con el que un descerebrado ha atacado contra un grupo de personas, que, en este caso, salían de un templo. Pero existe una diferencia importante: en este caso el grupo atacado eran musulmanes y el templo de donde salían era una mezquita. El atacante era un galés de 48 años y padre de cuatro hijos. No huyó en su automóvil, sino que salió del mismo gritando: "quiero matar a todos los musulmanes". Los vecinos asistentes no se amilanaron, sino que tres se apoderaron de él y lo mantuvieron en el suelo, convirtiéndolo en víctima de puñetazos y puntapiés. La intención era proceder a un linchamiento cuyo agredido no oponía resistencia, sino que se mostraba muy ufano de su "hazaña". Cuando lo inmovilizaron sus tres agresores les dijo: "Ya he hecho mi trabajo y lo haría otra vez. Matadme, si queréis". Y lo hubieran hecho, si un imán no se hubiera interpuesto.

La actitud de Darren Osborne (así se llama el galés) nos resulta extraña. hasta el punto de inducirnos a la duda sobre su estado mental y, de hecho, se está estableciendo este extremo. Desde el furgón en el que fue trasladado lanzó un beso a sus aprehensores. Su bio-grafía es particular: se separó de su mujer hace seis meses; pero continuó como un excelente padre llevando a sus hijos a la escuela. No obstante su carácter de hombre calificado como "devoto", su excesiva severidad lo ha llevado, según un vecino, a insultar a sus hijos de corta edad. Parece que su laboriosidad no es aceptable; sino que su mujer, que sí trabaja, como cocinera en un pub y era quien mantenía a todos los miembros de su familia. Se trata, pues, de un "mantenido".

Quizá esta manera de ser del protagonista le quite algo de valor a la "guerra" que a mí se me ha ocurrido. Pero no me cabe duda de que la persistencia de atentados que han ocurrido en el Reino Unido, pueden ocasionar que personas bastante sensibles se vean influidas por la desgracia de familiares víctimas del terrorismo y lleguen a estableces una verdadera guerra de mayor o menos duración, siempre que encuentren ánimo belicoso entre los afectados por idénticas circunstancias. Exaltados, los hay en todas partes.

No puede caber duda del elemento religioso que ha inducidoal agresor; lo manifestó él mismo, al decir que quiere "matar a todos los musulmanes". Cuando pensamos con rectitud, las personas normales entendemos que no debiera intervenir la religión en las guerras. Si "Dios es amor", no puede admitirse un ataque mortífero "en nombre de Dios". Para los católicos, debe ser imperativa la palabra del papa Francisco que ha dicho con destino a todos sus fieles esa frase literalmente. Y debe ser igual para cualquiera que tome a Dios por jefe supremo de la religión que profese, se llame Dios, Alá, Jehováo de cualquier manera; en definitiva, es el Dios que es amor.

Estamos de acuerdo en que el elemento religioso no debe impulsar a la gente a una guerra, sea inicial o de venganza. Pero la Historia nos dice otra cosa. Hubo en Europa una gran guerra, que duró 30 años, y que se libró entre fieles cristianos por ambas partes: unos (España) eran católicos; otros (holandeses y alemanes) eran protestantes. Y por ese motivo la guerra duró ¡hasta treinta años! ¿cuántos años pueden durar ataques terroristas, procedan de la parte musulmana -como los atentados anteriores- o de la parte cristiana como el último, llevado a cabo por un individuo que dijo: "quiero matar a todos los musulmanes" y que el ataque había sido "su trabajo". Había matado a una persona y herido a otras ocho. Como contrapartida, pudo morir "linchado". El que se decide a ir a la guerra,sale dispuesto a "matar o morir"; DarrenOsborne salió dispuesto a matar y morir. Al hacer "su trabajo", mató; al ser derrotado, hubiera muerto, si el imán que se interpuso no lo hubiera impedido. Ni siquiera oponía resistencia ante los que la emprendieron a puñetazos y patadas para acabar con él. En las conversaciones privadas se habla con mucha frecuencia de la posibilidad de que se entable una guerra de atentados: que los afectados agredidos (o sus familiares) se conviertan en agr-sores. ¿Será eso lo que ocurrió hace dos días a las puertas de una mezquita, que -por otra parte- fue hace unos años la escuela del terrorismo de Alqaeda, por lo que estuvo cerrada varios años? ¡Dios quiera que esto no sea el principio de la temida guerra del terrorismo!