Apenas se ha apagado el eco del apoteosis y los fastos del congreso socialista que ha vuelto a entronizar como secretario general del PSOE a Pedro Sánchez, llevado en volandas al triunfo por las bases del partido, el redivivo líder se ha reunido con sus parlamentarios - él renunció al escaño cuando dimitió al negarse a apoyar la abstención favorable al PP - y aparte de ratificar unos nombramientos ya conocidos como el de la ex ministra Margarita Robles como portavoz en la cámara baja, ha expuesto y ha dejado bien claras sus intenciones, el camino a seguir de los que son la izquierda.

Un camino que pasa, como ha reiterado ya en muchas ocasiones, antes y ahora, por contactar con las fuerza del cambio y sacar a Rajoy de la Moncloa. Ha dicho Sánchez que no sabe aún cuántos metros o kilómetros podrán recorrer de ese trayecto pero que se hace camino al andar y que eso es lo que importa en estos precisos momentos. Volvió a anunciar su intención de reunirse no tardando con Podemos y con C´s, con sus líderes, para tratar de dar un primer paso al que seguirían otros pero con mas nutrido acompañamiento, tal vez suficiente, o no. Claro que Rivera ya ha replicado que con su partido no cuenten y la mutua antipatía personal que comparte con Iglesias así parecen confirmarlo.

De todos modos, aunque C´s se desmarque, el camino emprendido o que se va a emprender resulta muy incierto e inquietante para los españoles y no solo para los votantes del PP. El portavoz de la dirección socialista, Oscar Puente, alcalde de Valladolid, ha manifestado que se siente muy optimista respecto a una entente con Podemos que considera necesaria y de la que surgirá más pronto o más tarde un relevo total de Gobierno. Otras voces en esta linea matizan que el PSOE de Sánchez supondría un filtro y un freno eficaz de cara a las utópicas y radicales posturas de Podemos. Puede ser, pero aun así no es nada fácil porque el miedo que los de Iglesias sigue despertando en buena parte de la sociedad del bienestar continua estando ahí, como un lobo de afilados colmillos acechando en la oscuridad de la noche en su viejo afán comunista de igualar pero por abajo, por la pobreza. Y por otra parte, en Sánchez vuelve a haber algo que recuerda y hasta huele al nefasto Zapatero, el peor presidente de la democracia.

No solo hubo proyectos de futuro inmediato en la reunión pues el otra vez secretario general del PSOE no dejó de aprovechar la oportunidad para arremeter contra Rajoy y el Gobierno sin cortarse un pelo, igual que hacía antaño. Respecto al presidente dijo que le exige decencia, y respecto al Ejecutivo insistió en que permite y ampara la corrupción, por lo que urge el cambio. Han hecho pupa en el PP estas manifestaciones y han pedido a Sánchez, con acertado criterio, que explique a los españoles, antes que nada, esa cantinela del Estado plurinacional o de la nación de naciones con que el nuevo PSOE parece querer cubrirse como sombrilla protectora en estos tiempos de tanto calor y tantos nervios desatados, como siempre ocurre por esta época. Porque lo que es rotundo y evidente es que estos conceptos o juegos de palabras no casan con la Constitución.