La impresentable pero presentada moción de censura de Podemos contra el Gobierno que terminó en el estrepitoso fracaso anunciado, sin llegar siquiera al 25 por ciento los votos que apoyaban a Pablo Iglesias para presidente, parece que puede haber dejado secuelas inquietantes para el PP, pese a su éxito incuestionable y al buen debate de Rajoy que le gano la partida a su oponente en todos y cada uno de los frentes. Y es que al rebufo de lo ocurrido en el Congreso, puede que incluso antes de las vacaciones de agosto, y desde luego una vez proclamado Pedro Sánchez como nuevo secretario general del PSOE, comiencen a detectarse nuevos movimientos por el cambio.

En el turno de intervención de los partidos del segundo día de la moción, sus portavoces fueron revelando actitudes, unas ya conocidas, otras de nuevo giro, que presagian una vez más la fragilidad intrínseca de la legislatura. El representante del PP, el tal Hernando, volvió a mostrar la linea mas dura, soberbia y prepotente del partido en el Gobierno, esa que tantas antipatías les suma y tantos votos les resta. Rivera, el del supuesto centro de C´s, acerca del cual sería difícil hacer apuestas por que nadie, ni los suyos, saben por donde va a salir, si tocará día de sí o día de no, que todo depende de la oportunidad y las circunstancias, se decidió como siempre en estos casos, pese a las pequeñas coartadas, por el apoyo al PP a través de un ataque desabrido a Iglesias que respondió en el mismo tono, con todo lo cual se rompió un tanto la linea discreta de la sesión anterior. Pero con todo, aunque no fuera exactamente una sorpresa, lo que más llamó la atención fue la inmediatez con que Avalos, el nuevo portavoz parlamentario del nuevo PSOE, se aprestó a recoger la mano tendida el día antes por el líder de Podemos, que según se cuenta, sigue queriendo presentar una nueva moción para antes de fin de año. Pero sería presentada entonces por el PSOE y a la que se unirían los que votaron sí a la moción de ahora. Se pretende que continúe la ofensiva para echar al PP del Gobierno pero volverán a encontrarse con su problema básico: que los números no les dan para ello. De todos modos, caben ya menos dudas en cuanto a la posición que con respecto a Podemos pueda adoptar Pedro Sánchez, sobre todo si se tiene en cuenta que el lema del congreso del partido no puede ser más rotundo: "Somos la izquierda".

Pero esa izquierda genuina, socialista, no radical ni extrema pero si izquierda, lejos ya de aquella socialdemocracia que con tanto éxito protagonizó Felipe González, tendría un enorme peligro potencial, pues podría ser una repetición, una nueva versión del nefasto Zapatero, y eso es lo que muchos se temen, entre los suyos, entre los que no le votaron. En una encuesta de ahora mismo sobre ex presidentes del Gobierno, incluyéndose al presidente actual, es Zapatero el peor valorado, con un 2,4, el peor presidente de la democracia, no una novedad sino una ratificación. Aunque Rajoy solo sea valorado un poco más con un 3,1. Por encima de todos, Suárez, aunque en ello influya el mito, pues tuvo errores tan graves que pudo causar una involución. Si Sánchez elige el modelo de Zapatero, mal camino elegirá.