Según datos estadísticos, uno de cada dos hombres tiene problemas de calvicie. Ciertamente no es un problema de salud, pero sí afecta al bienestar de la persona que siente que aparenta mayor edad. Lo mejor es raparse por entero la cabeza. Hay calvos la mar de interesantes. No hacen falta pelucas y bisoñés que se notan a la legua. Los hombres calvos son percibidos por los demás como más fuertes, más dominantes. Lo dirán por Bruce Willis y todos los calvorotas producto made in Hollywood como Dwayne Johnson, Vin Disel, Ralph Fiennes o el mismísimo Sean Connery. En el plano deportivo, también abundan los que, debido a la escasez capilar, han acabado afeitándose la cabeza, Zinedine Zidane y Pepe Reyna, son dos botones de muestra la mar de interesantes.

Ignoro si antes la calvicie estaba mal considerada en el conjunto de la sociedad, de ahí que postizos y pelucas varoniles se impusieran, pero hoy no. Y que no me vengan diciendo que la calvicie tiene un impacto psicológico negativo después de los ejemplos o, mejor, de los ejemplares que acabo de citar. Pero no es de esto de lo que quiero hablar, sino de un suceso ocurrido en Mozambique que guarda una estrecha y mortal relación con la calvicie.

Resulta que al menos cinco personas con calvicie han sido asesinadas en las últimas semanas para extraerles los órganos y utilizarlos en rituales tradicionales. Por favor, que no cunda el pánico, eso ocurre en Mozambique donde las supersticiones abundan. Y es que la muerte de los cinco ciudadanos tiene mucho que ver con ello. Al parecer, la creencia que ha motivado los crímenes es la que apunta al hecho de que toda persona con calvicie tiene oro en la cabeza. ¡Toma ya!

Si es un ser vivo porque lo asesinan, si es ya un cadáver porque lo decapitan directamente, a los calvos se les ha puesto la seguridad personal muy cuesta arriba en un país donde, como en tantos otros países africanos, esas y otras creencias están a la orden del día. Los albinos, sin buscar otros, lo suelen llevar crudo. Debieran ser una especie a proteger, porque en muchas tribus los tienen entre ceja y ceja.

En muchos países africanos los curanderos tradicionales son un problema porque incitan a la superstición y el personal de esas latitudes es muy proclive a creer en esas y en otras cosas, aún a pesar de haber sido colonias o protectorados. Eso de creer que algunas partes del cuerpo humano tienen poderes sobrenaturales es del género tonto. Hubo un tiempo, en Africa Ecuatorial, que se atribuían ciertos poderes al pene y usted no vea, aquellos mejor dotados tenían que tratar de disimular o salir protegidos de alguna manera. A veces es complicado vivir en países donde se practican ciertos rituales.