Fue curioso, muy curioso escuchar en el Vicente Calderón al presidente de la Generalitat, al inicio del partido de Copa del Rey, hablando del Barça como si de su propiedad fuera. Como si el todopoderoso propietario del club azulgrana fuera la Generalitat de Cataluña y Bartomeu un funcionario. Escuchando a Puigdemont se podían deducir dos cosas, su disposición a que el Club catalán no juegue en la Liga Nacional, salvo que esta fuera nacional-ista o que si España quiere al Barça jugando en Liga tendría que pagar su precio en oro.

Puigdemont no empleó en ningún momento el posesivo en singular pero sí en plural, aunque sabido es que se puede utilizar la forma del posesivo de primera persona del plural, en lugar de "mi" aunque haya un único poseedor. Yo no sé si este tipo y sus huestes secesionistas han contemplado el futuro del Barça en la ley de ruptura, pero están en ello. Porque el Barça es "Marca Catalonia", como el resto de equipos, y no sólo el Real Madrid, son "Marca España". Los que no son tontos, aunque sí independentistas y por aquello del interés deportivo y económico, apuestan por mantener al equipo azulgrana en la Liga española.

Los portadores de los ocho apellidos catalanes, los más rancios, de los Pujol para abajo, que eso ya es caer mucho, apuestan firmemente por su salida, su situación emocional no les permite ver más allá de sus catalanas narices. La Catalonia soberana, con todas las potestades habidas y por haber suyas, y sólo suyas, no debería fallar en algo tan elemental como someterse al poder decisorio de la Real Federación Española de Fútbol. No pasan ni por lo de Real ni por lo de Española. Tienen que encontrar una alternativa, aunque quizá eso no sea lo más urgente.

¿Perdería mucho la Liga española sin el Barça? Estimo que sí. Los de los ocho apellidos catalanes no comparten mi respuesta. Están dispuestos a pagar, cueste lo que cueste, el precio de la libertad más absoluta que los desvincule de España, que les chupa hasta la sangre, y de los mediocres españoles que la pueblan y que nunca estarán a la altura de un catalán, de uno solo. Aunque entre nuestros grandes cerebros no haya actualmente ni un solo catalán, si exceptuamos a Fainé, y es un cerebro en otro sentido.

Eso de que la Generalitat tenga a la mayoría de medios de comunicación comprados, supone que los catalanes más reacios a ser los titulares de un DNI español, se crean todas las trolas que les cuentan y así no pueden entrar en razón. Apueste lo que quiera a que si esa minoría independentista fuera consciente de que ruptura supone salida inmediata de la UE, ya no se sumarían al gozo colectivo de los que apoyan el 'procés' Lo mismo, si se enteran de que la independencia supone el final de la Copa del Rey a la que el Barça parece abonado, o el final de los partidos Madrid-Barça, lo mismo entraban en razón. A ver, entonces, a quien iba a llamar Piqué "cabrón".

Lo que no se explica es que el club azul grana se haya politizado al máximo apostando por lo mismo que apuesta Puigdemont, por la independencia. De Laporta para acá no hay quien los aguante. Pero eso, sólo pone de manifiesto una cosa que el "nuestro" de don Carles, referido al Barça, tiene una lógica aplastante. Lo que no la tiene es que el guaje Luis Enrique se identifique con ese catalanismo a ultranza.