El Ministerio del Interior ha hecho público el balance de criminalidad relativo al primer trimestre de 2017. Los datos son desesperanzadores. Los homicidios consumados o en grado de tentativa y las agresiones sexuales aumentaron de forma sensible con respecto al mismo periodo del año anterior. Qué está pasando en España con la violencia sexual. Al cabo de los años no se han superado según qué cosas. No basta con la libertad sexual que se ha alcanzado, el papel que juegan las trabajadoras del sexo y la promiscuidad galopante que recorre España de norte a sur y de este a oeste. Siempre quedan especímenes que en una especie de más difícil todavía practican la violación.

Las mujeres siempre estamos expuestas. A ciertos exaltados, la palabra no, quizá por ser tan corta, no les dice nada. Ellos van a lo suyo, a consumar la violación y a formar parte de esta estadística en concreto que revuelve las tripas. En estos tres primeros meses de 2017, se denunciaron 287 violaciones, un 13% más que en el primer trimestre de 2016. Algo está pasando, algo está fallando en la convivencia de los españoles para que las violaciones sufran un repunte vergonzoso y penoso. Los delitos contra la libertad sexual están a la orden del día. El balance de Interior apunta a 2.667, un 8% más que un año antes.

No se entiende que esto esté pasando en la España de las libertades de todo tipo. A lo mejor por eso. Y ya vale. Encima tenemos que soportar los otros "atentados" enmarcados en la violencia de género con un resultado mortal en exceso elevado. Las infracciones penales son excesivas. A las de tipo sexual hay que añadir el incremento en los homicidios o asesinatos en grado de tentativa, en tanto que los consumados también crecieron, situándose en un 6,8%.

Volviendo a los delitos sexuales y a la violencia de género, desgraciadamente en aumento, hay que dejarse de pamplinas sobre la nacionalidad del agresor, que si extranjero, que si nacional. El que agrede es hombre. La violada, la que muere, es mujer. Y es curioso que al agresor no le importe la edad de su víctima. Cuántas ancianas han sido víctimas de ataques sexuales por parte de sus victimarios. Lo cierto es que cada mujer menos que muere es una vida que se salva. Lo lamentable es que sigan produciéndose asesinatos.

Hay que ver cuán lenta es la decadencia del modelo hegemónico de masculinidad. Tengo para mí que todavía debe pasar mucho tiempo y sufrir muchas desigualdades hasta que se consiga la plena igualdad. Mientras haya energúmenos que piensen que las mujeres somos objetos de deseo, esclavas sexuales y poco más, esto no evolucionará, porque esos roles machistas trascienden el tiempo. La revolución feminista puso de manifiesto el fin de la esclavitud de género, como la revolución francesa puso de manifiesto el fin de las esclavitudes de clase. Es verdad que esos y otros tipos de esclavitud se han subvertido, pero es lamentable que ciertos códigos sociales continúen transmitiéndose de generación en generación.

Así no avanzamos. Que no intenten robarnos nuestra identidad como mujeres. Tantos sacrificios y tantas revoluciones tienen que dar su fruto. Sólo que no se sabe cuándo.