Z amora es tierra que da muchos y muy fecundos poetas. Los hay que registran su nombre en los pequeños y grandes premios, que gustan del halago fácil y de prodigarse por doquier. Otros son como más cercanos, más nuestros, como de casa. Son poetas que se cultivan cada día haciendo de la poesía su razón de vivir, su alegría, su entretenimiento mejor. No buscan palabras rimbombantes, ni versos difíciles de interpretar. Lo hacen desde la sencillez más absoluta, con versos que llegan al hondón del alma.

En ese terreno no hay quien aventaje a don Manuel Crespo Bernardino, el poeta de lo cotidiano, el poeta de la ironía, del sentido del humor, de la sátira cuando toca, de la parodia y el sarcasmo, del aticismo si por tal entendemos la finura, el ingenio y la ironía. Y hay mucha ironía en buena parte de su extensa producción.

Don Manuel ha publicado un libro que es, todo él, "solo poesía". Y de la buena. Lo titula "Gastando el tiempo". Que hermosa manera la suya de invertir el tiempo. Precisamente el tiempo es uno de los elementos clave en la poética de Antonio Machado. Este poeta nuestro en cuya poesía nos vemos reflejados, pertenece al grupo poético Almena que lideran Carlos Martín Miñambres, que ha prologado su libro y Mari Carmen Martís Eiroa, la intrépida e incansable presidenta de este extraordinario y activo grupo poético.

Es verdad, como sostenía el poeta francés Chénier que "el arte hace los versos" pero no es menos cierto que "solo el corazón es poeta". Y Manuel Crespo Bernardino tiene corazón de poeta. Un poeta de la añada del 21, nacido en Zamora, de profesión bancario, pero cuyas aficiones y habilidades se decantaron siempre por el lado artístico que siempre afloró en su trayectoria. Lejos de envanecerle, los premios que ha ido cosechando a lo largo de los años, le han hecho más humano.

Como me gustaría que los amantes de la poesía, los cientos que hay en Zamora y provincia, pudieran asomarse a los poemarios de don Manuel. Y conocer cómo piensa, cómo siente, cómo ve la vida. Yo he tenido el enorme privilegio, el honor, de ser la destinataria de su libro. Y hasta la dedicatoria la ha escrito en verso, dejando resbalar una pizca de fina ironía, tan sutil, que la sonrisa aflora de inmediato. Aunque en el Prefacio, el autor considera que el "presente libro no constituye exactamente un poemario. Sólo un cóctel antológico de versos?".

No sabría, francamente, con cuál de sus poemas quedarme. No sé si el que se titula "Cóctel", el que dedica a su Madre, la "Apoteosis del ciudadano de segunda B", "Top Model", "El Madrigal" o "Mi calle ya no es mi calle". La verdad es que me gustan todos. No estaría de más, por parte de las instituciones zamoranas, hacer acopio de la buena obra de los nuestros, e incluirla en sus regalos institucionales. El poeta de la fina ironía y la hondura de pensamiento, Manuel Crespo Bernardino, ha fabricado un buen cóctel de poemas. Lo ha titulado: "Gastando el tiempo". Le invito a leerlo.