Frente al botellón, las salas de recreativos donde a veces da la sensación de que se fomenta la ludopatía y tantas tentaciones relacionadas con el ocio como a diario se ponen ante los jóvenes, da gusto encontrarse con chicos y chicas comprometidos. Con chicos y chicas que activan en sus vidas la acción del voluntariado situándola en la parrilla de salida de sus prioridades juveniles. Lástima que hoy, igual que ayer, la mies sea mucha y los obreros pocos. Así y todo, los que se prestan realizan una labor encomiable que, no me cabe duda, marcará sus vidas de forma positiva.

No me quiero equivocar pero hay un proyecto llamado 'Universitarios en Misión' y creo que alumnos del campus Viriato, concretamente de la Escuela de Enfermería y estudiantes de Magisterio, van a participar este año en ese proyecto que les llevara a Bolivia y Angola. Hay otras muchas formas de participar, de compartir, de ejercer la solidaridad desde la renuncia de lo propio, ya que esa es la buena, esa es la que vale, esa es la solidaridad verdadera. Lo demás es barullo.

En esa forma de entregarse con generosidad no hay quien gane a un sacerdote zamorano, a quien mucho aprecio y admiro, cuya vida y cuya obra es una constante lección para los que nos aferramos a lo material sin darnos cuenta de que es solo eso. Si no damos a manos llenas, algún día nos iremos como hemos venido, con las manos vacías, y eso sí que es terrible. Afortunadamente, siempre hay personas capaces de darnos ejemplo de vida y de generosidad, personas a las que, aunque les cueste trabajo, si deben renunciar a lo que más quieren, lo hacen por el bien común, por el bien de aquellos que más lo necesitan.

Chus es de esos. Conoce sobradamente el valor de aquellas palabras: "Vende lo que tienes y dáselo a los pobres". Ni corto ni perezoso, fechas pasadas se desprendía de su "querida" colección de coches en miniatura, en favor de este proyecto. Seguro que le ha costado. Toda la vida coleccionando sus queridos cochecitos para, de la noche a la mañana, quedarse sin ellos. Este proyecto necesitaba su ayuda, su colaboración y no encontró nada mejor que renunciar a ellos en favor de este proyecto. Chus es así. Lo hace con pasión, con entrega y con generosidad, con mucha generosidad. No me extraña que Dios le bendiga, aunque también tenga que pasar por pruebas dolorosas.

Su colección se ha vendido en un 97%. Seguro que cuando esto se publique ya no queda ni rastro de la querida colección de coches en miniatura de este sacerdote auténtico. A mí me ha conmovido la historia.