Pero ¿qué está pasando en este país? Una juez, la juez Alaya, famosa por descubrir uno de los mayores escándalos de corrupción de los últimos años en España, el caso de los ERE de la socialista Andalucía, denuncia que los dos grandes partidos, PP y PSOE, se pusieron de acuerdo para echarla, y les acusa de mover a los jueces a su antojo y hacer de los fiscales sus lacayos. Al tiempo, y aunque luego se haya negado y aclarado, salta la alarma cuando por algún conducto se filtra que puede ser apartado del caso el fiscal de la operación Lezo, esa que ha terminado con González, el expresidente de la comunidad de Madrid, en la cárcel por numerosos presuntos delitos. Total, que no cesa el debate sobre la actuación de la justicia. Que ahora y tras dos años de investigación la Fiscalía haya presentado la denuncia por la trama eólica de Castilla y León abre otro escándalo de corrupción y otro frente más.

Pero aunque es indudable que el principal foco de corrupción política se encuentra en el partido en el Gobierno, en el PP, no tienen la exclusiva y ahí está el otro partido del bipartidismo, el PSOE, ahora destrozado, descabezado y bajo mínimos históricos desde que tuvo la desdicha de que por una serie de circunstancias el nefasto Zapatero llegase al poder. Porque el historial socialista al respecto tampoco es flojo empezando con los antiguos casos de su presunta financiación ilegal, o cuando llegó a tener a un director general de la Guardia Civil, Roldán, y a un gobernador del Banco de España, Rubio, entre rejas, y terminando por ahora con el escándalo de los ERE en cuya investigación tanto trabajó la juez Alaya para ser desplazada finalmente lejos del asunto, aunque 22 imputados tendrán que sentarse en el banquillo en un juicio oral para el que aun no hay fecha, entre ellos los ex presidentes de aquella comunidad Chaves y Griñán. Que la actual presidenta andaluza, Susana Díaz, opte a dirigir el partido, es una especie de chiste. Y porque clama al cielo igualmente todo lo ocurrido en Cataluña en la larga época de Pujol y no solo él, con su partido financiándose a base de comisiones, según se ha denunciado desde distintos lados. Millones y millones de euros, entre unos y otros, que ahora se encuentran en paraísos fiscales, porque aquí el que la hace no la paga aunque Rajoy diga lo contrario. Que ahí sigue el ex president catalán, el patriarca de los Pujol, en libertad, aunque uno de sus vástagos haya pisado la prisión ahora, hace unos días, tras años de investigación. Pero alguien debe pensar que la situación en Cataluña, con la amenaza independentista que nunca se cumplirá y jamás se convertirá en realidad, exige mucho tino y mucha mano derecha, toreando por todos los tercios y tragando lo que haya que tragar.

En fin, que se vive un momento delicado, con una democracia degradada por la corrupción, y que tampoco resulta tan extraño que los de Podemos monten la farsa de una moción de censura sobre la que han insinuado que no les importaría que si echaban a Rajoy fuese Pedro Sánchez o el mismo Rivera, de C´s, quien ocupase la presidencia del Gobierno. Pero como evidentemente no cuela en ningún caso, parece posible que Pablo Iglesias acaba retirando la moción del fracaso.