Seguramente quien más se ha aproximado a la realidad y al sentir de los zamoranos en su inmensa mayoría tras ser presentado por las fuerzas vivas locales de su vertiente económica un nuevo proyecto de dinamización de Zamora, ha sido el alcalde de la capital, Guarido, al declarar su esperanza de que el asunto no acabe siendo un plan de choque más, aquel hito que aun se recuerda que parecía que cuando iba a salir adelante con ayuda de la Junta de Castilla y León fue frenado por motivos políticos por casi los mismos que lo impulsaron con la excusa de que el objetivo ya estaba cumplido, cuando ni siquiera se había iniciado su desarrollo. Pero los que mandaban entonces en la región, los mismos de siempre, dijeron basta ya. Y todo acabó en nada. Por cierto que algunos de los que ahora promueven el proyecto son los que lo pararon entonces, a medio camino.

Esperemos que no ocurra así en esta ocasión y que el optimismo puede que real de los promotores se vea cumplido y satisfecho. Por fortuna, y es una determinación inteligente, entre los 200 empresarios que se hacen cargo del proyecto no figuran políticos, con lo cual sería posible. Aunque ya ha salido también la presidenta de la Diputación a decir que esos objetivos ya los tiene la institución provincial dentro de sus fines. Ahora solo falta cumplirlos. Pero por estos lares, digan lo que digan unos y otros, la gente es muy escéptica y los motivos, los históricos y los demás saltan a la vista. Es curioso, pero resulta que coincide la puesta en escena del nuevo plan de desarrollo, que se denomina Zamora 10, con unos datos que reflejan una ralentización respecto al año anterior y una previsión de estancamiento del PIB provincial que seguirá por bajo de la media regional.

Viendo la lista elaborada de planes lo primero que salta a la vista es que se trata en su mayor parte de los viejos asuntos pendientes de siempre: el museo de Semana Santa, la restauración del mercado de abastos, la promoción del románico y del turismo en general con especial dedicación a la cocina, el centro de Baltasar Lobo y otros, igualmente conocidos. Lo de siempre, o sea. Salvo si acaso la "marca Zamora", una marca más que habría que añadir a la de tierra de sabores de la Junta de Castilla y León, y por supuesto a la marca España. Muchas marcas parecen. Pero bueno lo importante es tener ideas dado que las ideas siempre tienen alguna posibilidad de convertirse en realidad.

Ocurre, sin embargo, lo de siempre: que para todo eso, que está muy bien y merece un aplauso, se necesita dinero, pero que mucho y sin embargo nadie anuncia de donde van a salir los fondos, aunque se dan los primeros pasos confiando en la ayuda de las instituciones y de las propias empresas. Más parece voluntarismo que otra cosa si se tienen en cuenta los precedentes. Así que habrá que esperar a ver en qué queda la cosa. Desde luego, por intentarlo que no quede. El plazo que se dan los promotores es de cinco años aunque confían en poner en marcha de inmediato una oficina con gerente y todo para ir desarrollando los proyectos. Se lo toman en serio, a ver si por suficiente tiempo.