El Sábado Santo, es un día de meditación y reflexión personal, al ser un día de silencio y de tránsito, de paso de la muerte a la Vida, acontecimiento que se celebra en la Vigilia Pascual de la noche del Sábado Santo y el Domingo de Resurrección.

El sábado por la mañana, me acerque a la iglesia a hacer una visita y me impresionó la colocación de la Virgen junto a un Cristo Yacente, con la sola ornamentación de dos velas encendidas y muy ocas personas en el recinto en actitud de recogimiento y oración.

La Virgen de la Soledad, con su manto negro, es verdaderamente impresionante como imagen, y ha de servirnos para reflexionar algo más profundo, cuál es la "Soledad" que tuvo que sentir la Virgen María en El Calvario y en el Santo Sepulcro ante su Hijo, todos se fueron y Ella permaneció, era su Madre y una madre siempre permanece junto a su hijo.

La Virgen María es nuestra medidora ante su Hijo y cuanto le pidamos, seguro nos lo concederá, si es para nuestro bien, pero hemos de estar junto a Ella en todo momento, y especialmente en sus momentos de soledad , en la muerte de su Hijo.

Reflexionemos un momento acerca de los sentimientos de la Virgen María en esos momento de soledad ante el cadáver de su Hijo en el sepulcro.

Cuando estas líneas escrito, he regresado de la misa de 10 de la mañana del Domingo de Pascua, y el sacerdote un hombre espiritual, ha hecho, a mi juicio, una homilía sumamente profunda y de actualidad, invitándonos a los cristianos a ser testigos de la LUZ en nuestro mundo y en nuestras circunstancias concretas, apartando el pasado como hecho histórico y aconsejándonos a centrarnos en el momento presente y en nuestro mundo.

Hizo una pregunta muy concreta: Qué significa en mi vida Cristo Crucificado?

¡ Jesús está Vivo ! Cuando, sinceramente, aceptemos, de todo corazón, que Cristo verdaderamente ha resucitado, nuestra vida, necesariamente, ha de cambiar, porque sintiendo en nuestra vida la permanente presencia de Cristo Resucitado, hemos de terminar y poner fin para siempre, a los miedos, a las fobias, a los temores, a los compromisos y actuar siempre en la verdad, sabiendo que nuestro fin último es sentir y contemplar a Jesucristo. Hemos de comprender que Jesucristo es un Dios de vivos y no de muertos, así nos lo demuestra su Resurrección y ello ha de cambiar nuestras vidas.

¡ Jesucristo vive !

Espero que estás líneas, una vez pasada la Semana Santa, nos sirvan a todos, para reflexionar sobre nuestra vida y su sentido. Feliz Pascua de Resurrección.

Pedro Bécares de Lera