Ya estarán satisfechos los impresentables y tontos tuiteros que desearon la muerte del niño Adrián Hinojosa, que enfermo de cáncer quería ser torero, pues la misma se ha consumado desgraciadamente. Cuál habrá sido su reacción, se habrán arrepentido o siguen en igual posición buscando nuevas víctimas a quien insultar o desear males mayores. Cuanto tonto en la intimidad.

Ángel Santamarí a Castro