El alcalde de Cádiz, Kichi, el populista de Podemos al que pocos toman en serio en su propia ciudad, protagonista principal de sus famosas chirigotas carnavaleras y personaje controvertido donde les haya, ha tenido la ocurrencia, una más de las que revelan su destacada característica de showman político barato, en la linea más genuina de su partido, de mandar poner una bandera republicana en la Plaza de la Constitución, precisamente, ante la indignación de las autoridades gubernamentales y el pasmo de los ciudadanos. Ha dicho que era para conmemorar que allí se van a celebrar a finales de mes unas jornadas sobre la memoria histórica, como si esa fuese una razón suficiente.

No le ha hecho la menor gracia el asunto al subdelegado del Gobierno en aquella ciudad que raudamente ha apercibido al alcalde conminándole a quitar la tricolor del lugar, ateniéndose al artículo de la Constitución que prohibe expresamente la exhibición de símbolos ajenos a los oficiales en los sitios públicos y en las instituciones. Algo, por cierto, que tampoco se tuvo en cuenta en Zamora cuando el equipo de gobierno IU-PSOE del Ayuntamiento de la capital, entregó una bandera republicana en el edificio consistorial, un acto que mereció la repulsa del grupo municipal del PP aunque dejó pasar sin más la cuestión, que molestó en lo más vivo a muchos zamoranos.

En Cádiz el asunto se resolverá judicialmente porque el alcalde Kichi para nada ha atendido el requerimiento de la autoridad gubernativa y sigue en sus trece. No como en Zamora donde el agravio de borrar el nombre de Carlos Pinilla del callejero local, no tendrá tampoco mas deriva, pese a que existen diversos precedentes ganados en los juzgados. El Ayuntamiento está funcionando, y el alcalde Guarido, sin prisa ni pausa, como prometió, está llevando a cabo mejoras necesarias en la ciudad que es lo que querían quienes le votaron hartos ya de alcaldes del PP que no hicieron otra cosa que endeudar al Consistorio en extraños proyectos, irrealizables y que nunca se realizaron, mero fuego de pirotecnia. Pero una gestión partidista y sectaria puede acabar con su futuro inmediato al olvidar que hay que gobernar el municipio no solo para los suyos, los incondicionales, sino para todos los vecinos.

Como lo de la bandera republicana de Cádiz puede que tarde en resolverse y como al parecer hay gaditanos que no están por aguantar todas los disparates del regidor, ha ocurrido que la otra tarde un ciudadano que pasó por el lugar y se enfadó con lo que veía pegó una patada a la base que sostenía la tricolor que cayó rodando por los suelos y allí quedó por un buen rato hasta que llegó la policía municipal y volvió a colocar el basamento y la bandera de tan triste recuerdo para muchos. Ahora, los guardias de Kichi vigilarán para que no vuelva a repetirse la defenestración. Pero es que no se pueden andar por ahí provocando como si solo existiesen ellos, los de su cuerda, por muy envalentonados que estén. Aquí nunca se han sabido medir bien los actos y las consecuencias, y luego pasa lo que pasa y nunca debería pasar. Quienes tanto piden respeto tienen que empezar por respetar a los demás.