Ha sido la crónica de una muerte política anunciada: la del ya expresidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, que tras resistir como gato panza arriba, apoyado por los suyos del PP, ha tenido al final que dimitir, aunque lo haya hecho prometiendo su vuelta si es absuelto de su imputación. La decisión de la oposición socialista en aquella región, convocando moción de censura y los gestos de C´s exigiendo el cambio de liderazgo o nuevas elecciones, obligaron a Rajoy a mandar a Maíllo de recadero para dar puerta al murciano, pero sin acabar de dar el brazo a torcer.

Pues el tal Sánchez se mantiene como presidente del PP en la comunidad, con lo que a Rajoy, que no quería el caldo tal vez amargo de la bicefalia en las dirigencias autonómicas, le han dado dos tazas, pues la de Murcia se une a la de Castilla y León. Claro que para evitarlo, y en un procedimiento nada sutil que vuelve a poner en tela de juicio la pregonada democracia interna del partido, se encarga al ex presidente que tutele la labor del nuevo presidente, Fernando López Miras, a quien la situación y sus jefes designan con tan peculiar nombramiento como un hombre de paja, sin más.

Habrá que verlo, una vez en el cargo, porque además parece que por mucho que se proponga la presunción de inocencia del imputado Sánchez, se estima en general que será difícil que salga bien librado del turbio asunto en el que aparece implicado y que hacía realmente imposible, no ya por el pacto de lucha contra la corrupción firmado entre Rajoy y Rivera sino por unos elementales principios éticos, el continuar en tan destacado puesto. Este es un punto en el que por exagerado que parezca, C´s tiene razón y cualquier político bajo sospecha no puede seguir en el cargo.

Más sombras que añadir a una labor en la que el presidente del PP y del Gobierno parece empeñado en seguir a perpetuidad y al precio que sea.Ya tiene asegurados los presupuestos del Estado sin el PSOE, a base de acercar los presos de ETA al País Vasco a cambio del voto del PNV, y el voto de Nueva Canaria a costa de enviar 1.300 millones a las islas. Más los 4.000 millones que ha llevado a Cataluña para intentar evitar el referéndum sobre la independencia, que no evitará. Y a las demás comunidades, algunas tan necesitadas como Castilla y León, que las den, pero no millones: 461 menos que el año pasado, y a Zamora solo lo del AVE a Galicia y gracias.

Las luces, que también algunas hay en los mismos presupuestos generales, permiten observar como aunque Rajoy no derogase leyes del nefasto Zapatero como la de la memoria histórica, al menos cerró y cerrado sigue el grifo de las subvenciones, antes tan generosas a costa del dinero de todos los españoles, y que más para que dar sepultura digna a los muertos de las cunetas de hace 80 años - y les habrá de los dos bandos - sirvieron para volver al clima de odio y enfrentamiento que hoy se respira en España y no solo en Internet. Otras subvenciones a asociaciones radicales también han ido viendo menguadas o suprimidas sus ayudas. Hay que vivir en el presente mirando hacia adelante, no hacia atrás.