Entre los pocos, poquísimos, escritores que se salvan en el triste y pobre panorama literario de la España actual, se encuentra Javier Cercas -junto a Muñoz Molina, Javier Marías, y algunos mas que se pueden contar con los dedos de una mano- autor que debutó con éxito en "Soldados de Salamina" y que desde entonces ha publicado una serie de libros entre la realidad y la ficción, sobre el entorno de la guerra civil y luego los tiempos de la transición, que han sido siempre aceptados y elogiados, pero con ciertas reservas, cada vez mas, hasta coronar ahora con su última obra: "El monarca de las sombras".

Muy en su línea, se refiere Cercas a una vieja historia familiar, la de un joven falangista al que la muerte en el campo de batalla en 1938 convirtió en una especie de héroe, historia que le ha valido los feroces ataques de la crítica izquierdista y de las izquierdas en general que achacan al escritor falta de equidistancia y su alineamiento al lado que el propio Cercas califica de "equivocado". Ha sido tan completo el cerco a Cercas por parte de determinados medios que ahora, en todas las entrevistas, sale a defenderse desesperadamente, temeroso tal vez de que con la nueva etiqueta de autor de derechas se le acabe el prestigio y el negocio editorial, por lo que trata de justificar su postura desde el entendimiento del personaje y su circunstancia, determinante de ideologías e ideales.

Que entender no significa justificar y entender es preciso para no repetir errores, señala en unas recientes declaraciones ante el acoso al que es sometida por la firmante de la entrevista, a la que es fácil ver de que pie cojea. Hace alusión a lo que tantas veces se ha comentado: que las posicionamientos correspondieron muchas veces a la simple ubicación geográfica en los años del comienzo de la guerra, así como al uso que se hizo, entonces y siempre, de los jóvenes, a base de purgar sus mentes y envenenar sus pensamientos. E incide, posteriormente, en su inteligente y realista teoría, ya expuesta en "El impostor" de como tras la muerte de Franco hubo un intento general y generalizado de esconder o falsear el tiempo pasado. Cuando parece más que obvio que la dictadura no hubiese llegado donde llegó de no haber contado con el apoyo masivo e incondicional de la inmensa mayoría de la sociedad española.

Recurre Cercas al inolvidable Vázquez Montalbán cuando escribió que los antifranquistas de entonces cabían en un autobús y aun añade que más bien cabían en un microbús. Incluso defiende la moralidad y la ética que puede caber en unas ideas aun siendo supuestamente equivocadas y se pregunta si acaso eran excelentes personas aquellos republicanos que asesinaron a sangre fría a miles de curas y monjas. Pero como quiere complacer a todos vuelve a proclamar que no es equidistante, que es justamente lo que debiera querer ser como escritor comprometido que parece intentar ser en cada uno de sus libros. Ha querido satisfacer a todos, recreando desde su supuesto izquierdismo un héroe de derechas casi mítico, y como suele suceder en estos casos no ha satisfecho a ninguno, o casi ninguno. Pero Javier Cercas es un magnifico escritor, honrado, sincero, objetivo, y lejos del hombre unidimensional.