Me entero por Félix Rodríguez, de la decisión de quitar las cenizas del estudioso flamenco, José Blas Vega, donde se encontraban las mismas -por expreso deseo de él-. Nada tengo que objetar en cuanto a que la decisión tomada sea acorde a la representación emanada de las urnas. Pero, permítaseme que, alejando de este reconocimiento cualquier atisbo de ilegitimidad, sí creo y considero que es un error garrafal y digno de un estudio al efecto.

No es usual que las cenizas de un personaje reconocido y avalado por una trayectoria de muchas aportaciones a la cultura de este país que decimos llamar España, reposen por voluntad propia en un pueblo alejado de la parafernalia que, por desgracia nos socaba constantemente, sin venir a cuento y porqué.

No creo y estoy seguro que Morales del Vino, tenga mucho que decir o enseñar a los visitantes que pudieran parar en su casco vecinal para ver u observar sus aportaciones a la cultura. Por eso, señores representantes del pueblo, me resulta enigmática su decisión de hacer desaparecer de su población los vestigios de tan importante personaje.

No es cuestión baladí, su decisión, porque atenta directamente sobre uno de los pilares fundamentales para conocer el entramado flamenco que, si bien Morales del Vino tendría poco que decir, si podría presumir de tener en su seno los restos de alguien que es reconocido y admirado como aportador de importantes nociones de algo que ha sido nombrado "Patrimonio Inmaterial de la Humanidad" y que hemos de colegir que, "algo tendrá el agua, cuando la bendicen".

En mi corto entender y conocimiento supongo que la decisión tomada obedece al desconocimiento del personaje y no a otras consideraciones que, si así fuera, deberíamos conocer públicamente, porque parece que lo acordado tiene poco de acierto, por no decir otra cosa que pudiera ofender a quien o quienes han tomado esta decisión de ordenar la retirada del recuerdo de José Blas Vega. Este personaje -señores representantes del pueblo-, es considerado como uno de los puntales más importantes del acontecer flamenco del siglo XX. Y tener el privilegio de poder contar con sus residuos, en el pueblo de Vds., debería ser un orgullo y satisfacción, dado que es una oportunidad extraordinaria de tener semejante ocasión.

¿Es qué han hecho Vds. tantos méritos para que, en su día, se acordara que los restos de José Blas Vega, reposaran en Morales del Vino? ¿Se han preguntado Vds., el motivo de semejante actitud? ¿No les resulta curiosa esta circunstancia? ¿Quién y por qué están en su pueblo? ¿Quién o quiénes lo han propiciado y el porqué? Puede ser una decisión avalada por el deseo del personaje, pero no cabe duda de que en la recepción de sus deseos algo habrá tenido o habrán tenido que ver, alguno o algunos, en todo esto. Es de suponer que no sería un capricho ¿no les hace pensar el tamaño proceder? Muchas más preguntas podrían hacerse ante una disposición tan inoportuna y anticultural.

No quisiera pensar que se trata de cuestiones políticas y sectarias, porque descalificaría la universalidad e internacionalidad flamenca, sino más bien acorde con un desconocimiento del personaje y de una decisión inoportuna y más que discutible.

Desde mi pequeño entendimiento y un poco conocedor del "intríngulis" flamenco, he de manifestar públicamente, mi disconformidad con el proceder de Vds. y, en lo posible, tenemos que tratar de corregir semejante error, que va en contra de su pueblo. Al hilo de esta cuestión me viene a la memoria aquello de: "Donde el tiempo en verano el gato pasa, es el sitio más fresco de la casa, y el paseo mejor donde se vea que un buen grupo de curas se pasean; siempre han sido muy sensatos los curas y los gatos". Los tiempos han cambiado pero algunas cosas es conveniente recordarlas debidamente.

Debieron de recapacitar, no vaya a suceder que otros lares se aprovechen de una oportunidad que ustedes han tenido en sus manos y han dejado pasar.

(*) Presidente de la peña extremeña "Amigos del Flamenco"