Hay que volver a Francia, donde el primer debate electoral ante la televisión propició en los sondeos un triunfo del poco conocido candidato del centro izquierdo, Macron, pero seguido de cerca por Marie Le Pen, la representante de la extrema derecha. Las nuevas encuestas, sin embargo, vuelven a mantener el pronóstico de que será Frente Nacional el que se alzará con la victoria en los comicios galos del mes próximo en primera vuelta y de mayo en la vuelta definitiva. La propuesta de Macron, entre el socialismo y el liberalismo, copa cerca el segundo lugar, con escasa diferencia, con lo cual representa una posibilidad con la que hay que contar, seguramente más que con Le Pen, descolgada la derecha que se ha quedado en casi nada, así como las otras opciones mas ortodoxas.

Pese a lo que reflejen las encuestas, que ya se sabe como suelen fallar, aunque no tanto respecto a los ganadores, parece que los franceses, a última hora, o sea en la segunda vuelta, más bien se decantarán por ese centroizquierda que ofrece Macron, en el que seguramente se sentirán más cómodos, pese a que la aventura no deje de inspirar también recelos. Es lo que hubiese podido ocurrir en España, más o menos, si la alianza PSOE-Ciudadanos hubiese cuajado en aquella investidura que Podemos pudo hacer realidad pero que boicoteó con una enorme torpeza que les hizo ya entonces perder buena parte de su credibilidad y sobre todo: romper muchas ilusiones en el cambio que reclamaba una sociedad harta e indignada con todo lo que había pasado en los últimos año con Rajoy al frente del Gobierno.

Seguramente, en su fuero interno y pese a los buenos augurios, puede que Le Pen no cuente con el triunfo final, aunque también puede, es muy probable, contentarse con llegar donde han llegado ella y su partido. Pero no se arruga mientras y ahí continúa insistiendo en que prohibirá toda clase de inmigración y que sacará a Francia de la zona euro y de la Unión Europea, deconstruyendo el viejo continente cuya sociedad opina que está desmoronándose. Para Le Pen y quienes la arropan, no se puede demonizar el patriotismo que es lo que hacen sus contrincantes y dice que hasta Rajoy se unirá a su movimiento si entiende los intereses de su propio país, si bien considera al presidente español como una especie de reliquia del pasado, que a su entender es lo que ha dado pie al auge de Podemos.

Ya dentro del terreno ajeno, ha seguido desgranando Le Pen sus pareceres en cuanto al análisis de la situación política de España se refiere. Si bien demostró al comienzo del partido de Pablo Iglesias una cierta simpatía, lo mismo que hacia Syriza en Grecia, tal vez por eso de que los extremos y los extremismos se tocan, ahora ha cambiado radicalmente sus criterios cuando asegura que Podemos solo existe por falta de alternativas, en concreto porque no hay un Frente Nacional en este país, lo que hace que su éxito sea un éxito por sustitución. Explica que en lugares de pasado totalitario, como España y Grecia, es la extrema izquierda la única que se ha encargado de representar la ira del pueblo. No parece que vaya muy descaminada la líder de la extrema derecha francesa en algunas de sus apreciaciones.