Como la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, presentó su candidatura oficial a la secretaría general de su partido que decidirán las elecciones primarias, queda completado, aunque ya se sabia desde hace mucho, el trío que pugnará por hacerse con el poder de un PSOE histórico, pero al que sus malos dirigentes, la pérdida de sus esencias, y las tremendas luchas internas, han dejado bajo mínimos y sin prácticamente trayecto como alternativa, lo que rompe el bipartidismo imperante y abre al PP la vía de una muy larga permanencia al frente de la nación, ya que tampoco Podemos y mucho menos C's suponen un serio riesgo de alternancia en la cumbre.

Solo podría sostenerse el bipartidismo a base de una entente entre PP y PSOE, descartable en el caso de que sea Pedro Sánchez el triunfador y vuelva al cargo, lo que forzaría seguramente unas nuevas elecciones generales, pero tal vez posible -como se está viendo ahora mismo en la colaboración que ambos partidos mantienen desde que con la abstención socialista se consiguió formar Gobierno tras diez meses de vacío- si es la andaluza e incluso Patxi López, cualquiera de los dos, quien sale ganador de las primarias internas. Roto, descabezado, y sacudido por intensas corrientes subterráneas, más de intereses personales que de ideologías políticas, se encuentra ahora el PSOE, regido por una Comisión Gestora, que más que nada ha parecido preocuparse de que los barones del partido, presidentes regionales y de las comunidades autónomas puedan mantener sus cargos. Y aunque no tardando tendrá ya un líder eso no garantizará que las aguas vuelvan a su cauce. No sería de extrañar, pues, que al final los socialistas acaben apoyando de una u otra manera a Rajoy, a ver si mientras con un margen de tres años por delante consiguen asentarse y recuperar algo de la fuerza y la representación perdidas.

Los sondeos que se están haciendo son unánimes en sus resultados, aunque dudosamente fiables, con una clara victoria para Sánchez, seguido por López y terminando, bastante alejada incluso, con Susana Díaz. Sin embargo, el aparato nacional del PSOE parece considerarla como si fuese a ser la segura ganadora. Y lo que es más curioso: también para el resto de los partidos -salvo para Podemos que confía ahora en la apuesta que representaría el retorno del ex secretario general- es la presidenta de Andalucía la favorita explicita, lo mismo para PP como para C's, lo que es claramente explicable por cuanto abre nuevas posibilidades de sostener la legislatura dada la minoría del partido en el Gobierno que se va haciendo patente en el Congreso pese a los pocos meses transcurridos desde su inicio.

Un triángulo para los militantes socialistas, un dilema muy importante de cara no solo al futuro sino al presente, pero que es expresivo de su propia situación. Por un lado, Sánchez con afán de recuperar el socialismo primigenio, es la izquierda de un partido de izquierdas. Por otro, López apunta hacia la socialdemocracia, es el centro. Y por el tercer lado, Díaz seria el oficialismo oportunista de los situados y acomodados, empezando por González y Zapatero, o sea la derecha de la izquierda.