En plena crisis económica y agitación política y social en España y en nuestro entorno se está generando una sensación de provisionalidad que hace necesario refrescar nuestra particular memoria y recordar de dónde partimos y quiénes somos. No está mal desear que la historia no nos condicione, pero debemos tenerla en cuenta.

Existe un indudable acuerdo en situar el comienzo de le Transición democrática en España con la muerte del general Franco (noviembre de 1975); algunas opiniones lo sitúan en el atentado al almirante Carrero Blanco (noviembre de 1973). La vida no se paralizó y seguía. Ya en diciembre de 1976 se celebró en Madrid el XXVII Congreso Nacional del PSOE, aun en la ilegalidad, con el apoyo de la Internacional Socialista y la presencia, entre otros, de grandes líderes internacionales como Olof Palme, François Mitterrand, Willy Brandt, Pietro Nenni, Michael Foot y representantes de treinta y cuatro países; eso sí controlados y vigilados por la policía, y al mismo tiempo protegidos porque aún seguía activa la extrema derecha y también con la preocupación por la seguridad de los ilustres visitantes.

Tiene sentido recordar, sin ira ni añoranza, algunos acontecimientos que pueden facilitar y ayudar al entendimiento y la comprensión de nuestra historia reciente, fundamentalmente para los que no la han vivido. El 15 de junio de 1977 se cumplirán cuarenta años de las primeras elecciones democráticas, después de más de cuarenta años de las últimas celebradas en España. Esto simbolizaba que los españoles volvíamos a decidir nuestro destino en las urnas, lo que constituyó una enorme satisfacción para los demócratas. Durante ese año se produjeron muchos acontecimientos importantes en nuestro país que fueron determinantes para el desarrollo de la democracia y la conquista de las libertades. Hay que reconocer que simultáneamente se sucedían otros hechos de signo contrario que pusieron al borde del abismo el propio proyecto democrático.

Antes, el día cuatro de enero, las Cortes de la dictadura habían aprobado la Ley para la Reforma Política, cuya norma, con solo cinco artículos, contenía la derogación tácita del sistema político franquista y una convocatoria de elecciones "democráticas". En ese mismo mes, un grupo de pistoleros organizados de ultraderecha, vinculados a Falange, Fuerza Nueva y al sindicalismo vertical, irrumpieron en un despacho laboralista de la calle Atocha de Madrid abriendo fuego a discreción. En aquel criminal atentado fueron asesinados cuatro abogados y un administrativo; otros cuatro abogados resultaron gravemente heridos. La reacción pacifica no se hizo esperar, cientos de miles de ciudadanos acudimos a una de la mayores manifestaciones en un acto ejemplar, con un clamoroso y contenido silencio de denuncia y rabia, exigiendo libertad y democracia. Todo ello, todavía, con un gobierno no democrático surgido del franquismo. Este y otros acontecimientos próximos, hizo que algunos la denominaran como la semana trágica de la Transición, de manera que la totalidad de los diarios, incluidos los derechistas publicaron el día 29 un editorial conjunto y común que tenía como título: "Por la unidad de todos".

En el mes de febrero, ese gobierno "legaliza" al Partido Socialista Obrero Español, después de 38 años de clandestinidad. También después de 38 años se reanudan las relaciones diplomáticas con México, país que dio asilo a tantos españoles republicanos y socialistas. En abril se deroga la censura de prensa y el día 9 (viernes santo) se legaliza al Partido Comunista. El 28 de ese mes los representantes de los sindicatos acuden a la oficina de relaciones sindicales para legalizar sus organizaciones, que hasta ese momento han funcionado primero en la clandestinidad y después en la "ilegalidad consentida", igual que los partidos políticos El 14 de mayo Juan de Borbón renuncia a los derechos dinásticos en favor de su hijo Juan Carlos.

Después de una apasionante campaña electoral, el 15 de junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas -eso sí, entre el "fuego cruzado" de los grupos ultras de extrema derecha y de la izquierda, con el trágico acompañamiento de las bandas terroristas, llámese ETA o Grapo- habiendo transcurrido 41 años desde las últimas votaciones durante la II República. El 29 de septiembre se restaura la Generalitat de Cataluña. Por fin, y después de enormes esfuerzos; España, y sobre todo los españoles, daban los primeros pasos hacia una normalidad democrática.

He querido destacar determinados hechos con el interés de poner en valor aquellos acontecimientos sin los cuales hubiera sido casi imposible la restauración democrática. Quizá el más determinante fueron los llamados Pactos de la Moncloa, que permitieron llegar al gran acuerdo o consenso, como entonces se llamó, para la construcción de un Estado moderno, partiendo de la Constitución.

Los Pactos de la Moncloa son un compromiso sobre el "Programa de saneamiento y reforma de la economía" y "Acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política". Fueron firmados el 25 de octubre por los más importantes partidos políticos con representación parlamentaria, con el apoyo de las organizaciones empresariales y los sindicatos más representativos, con el objeto de asegurar el proceso al sistema democrático, así como adoptar una política económica que contuviera la enorme inflación, que entonces alcanzaba, nada más y nada menos, que el 26.40%.

Sin ánimo de relatar toda la relación entre los acuerdos y compromisos alcanzados hay que destacar los siguientes: la restricción de la libertad de prensa, quedaba prohibida la censura previa; se modificó la legislación de secretos oficiales, para permitir a la oposición ejercer su derecho parlamentario y de control al Gobierno. Se aprobaron los derechos de reunión, asociación policía y la libertad de expresión. Se creó el delito de torturas y se reconoció la asistencia letrada a los detenidos. Se despenalizó el adulterio y el amancebamiento. Se derogaron la estructura del Movimiento Nacional y las medidas sobre restricción de la jurisdicción penal militar.

En el orden económico, se estableció el derecho de asociación sindical. El límite de incremento de salarios se fijó en el 22% (inflación prevista para el año 1978). Se estableció una contención de la masa monetaria y la devaluación de la peseta, para contener la inflación; se acordó la reforma de la administración tributaria ante el déficit público; el control financiero a través del Gobierno y del Banco de España, ante el riesgo de quiebras bancarias y la fuga de capitales al exterior? No está mal.