Hoy la Unión Europea se cita con la historia en Roma, ciudad donde nació el proyecto Europeo hace sesenta años, un 25 de marzo de 1957. No nos encontramos ante la celebración de un aniversario más, el sábado se da el pistoletazo de salida a una nueva Europa, una Europa a 27 capaz de mirar con optimismo a su futuro y a las oportunidades que éste traiga consigo.

Con los Tratados de Roma nació un proyecto integrador que a lo largo de estas ya seis décadas se ha convertido en una realidad única en el mundo: en ningún otro lugar, ni en ningún otro momento de la historia, un conjunto de Estados soberanos han decidido voluntariamente ceder parte de su soberanía en aras de conseguir un bien mayor, el bien común.

Ciertamente podemos mirar al pasado con orgullo, se han hecho muchas cosas y muy buenas: desarrollo económico, social, fondos europeos, solidaridad, el programa Erasmus, libertad de movimiento, derechos laborales, legislación medioambiental, etc.

A pesar de ello, en los últimos años la situación ha cambiado y ha crecido el sentimiento de que la UE y sus Estados miembros no han estado a la altura de las múltiples crisis que han azotado el continente. Además, la lacra del terrorismo amenaza constantemente con poner en jaque a las instituciones democráticas como hemos visto nuevamente esta semana en Londres.

Sin duda, el contexto es complicado.

No obstante, los europeos han sabido ser fieles a sus valores y no caer en la desesperación. Vemos con optimismo que la inmensa mayoría de los europeos siguen convencidos de la necesidad de Europa. Hace unos días, en Holanda, el anti europeísmo de Geert Wilders no pasó de 13% de los votos: los holandeses dijeron no al populismo y sí a Europa. Es un motivo para la esperanza.

Tras el espejismo populista se esconde el vacío de fórmulas ya fracasadas. La Unión Europea, fundamentada en la democracia y el respeto a la pluralidad, sigue siendo la verdadera respuesta, una garantía de paz y prosperidad, un valor seguro frente a la incertidumbre que suponen las aventuras excluyentes.

Según el último sondeo "Eurobarómetro", el 91% de los españoles están a favor del Mercado Único, el 84% quiere una política energética común, el 84% una política de inmigración europea y el 71% está a favor del euro. Pero los ciudadanos españoles como sus hermanos europeos son ahora más críticos con Europa, apoyan sus políticas pero exigen más, en especial que la UE sea capaz de actuar con más rapidez y eficacia en todos los ámbitos que les interesan. Y tienen razón.

Por eso Europa, la nueva Europa, no puede dejar que sean otros quienes escriban su agenda, que sean otros quienes dirijan su rumbo. Nos corresponde tomar las riendas, reafirmarnos en nuestros valores, confiar más que nunca en aquello que nos une. Es este un momento para renacer, un momento para resurgir.

Con su Libro Blanco sobre el Futuro de Europa, el presidente de la Comisión Europea Jean Claude Juncker ha lanzado el debate, invitando a todos los europeos a que reflexionemos para decidir qué queremos hacer juntos en Europa.

Juntos hemos de decidir qué Europa queremos. Necesitamos un debate amplio en los parlamentos, los gobiernos, la sociedad, un debate al que la Representación de la Comisión Europea que dirijo contribuirá activamente.

Miremos juntos al futuro, sigamos creyendo, sigamos construyendo, sigamos trabajando para que dentro de 60 años, los europeos del futuro nos miren con tanto orgullo como nosotros miramos hoy a aquéllos que hace 60 años se dieron cita en Roma para hacer historia, para crear Europa. (El Libro Blanco sobre el Futuro de Europa se puede leer en esta página : europa.eu/european-union/eu60_es).

(*) Directora de la Representación de la Comisión Europea en España