Unas l5.000 personas, catalanes por más señas, se lanzaron el pasado fin de semana a la calle para exteriorizar su protesta contra los intentos separatistas de Cataluña. Pero en esa gran manifestación no había ni la menor representación del PP, ni siquiera de C´s, los de Albert Rivera, que se habían ido a Cádiz a celebrar un paripé histórico-constitucional. Y esos mismos días, en un diario nacional, aparecía un escrito del presidente de la Generalitat, el tal Puigdemont, haciendo como que tendía cables para el entendimiento que propone Rajoy pero sin renunciar para nada al referéndum que tienen fijado y aseguran que celebran contra viento y marea este año.

La respuesta del Gobierno ha sido casi inmediata, más con hechos que con palabras, y queriendo entender el trasfondo del mensaje, Rajoy va a ir enseguida a reunirse con los dirigentes independentistas en su propia casay con las alforjas llenas. Se sigue confiando en el diálogo, y en que la mayoría de los catalanes no quiere la secesión que les llevaría a la ruina, pero se recurre al dinero, a la compra, a las inversiones en la región para acallar el capítulo de supuestos agravios y malos tratos de que hacen ostentación en cualquier momento los separatistas, llevados por su calculado y falso victimismo, pues si hay y ha habido siempre una comunidad privilegiada económicamente esa es Cataluña.

No es nada nuevo el planteamiento y parece que Rajoy confía en que al final las concesiones en forma de financiación masiva puedan solucionar el problema sin ninguna solución planteado. Ya lo hicieron antes dos ex presidentes: Aznar y Zapatero que tuvieron que pagar el apoyo nacionalista catalán para poder gobernar en España. Solo que lo pagaron con creces y ahora se están sufriendo las consecuencias. Pero encaja dentro de la filosofía del Gobierno y de Rajoy eso de que todo tiene un precio y por todo hay que pagar y por eso marcha con las alforjas llenas. Va a anunciar y prometer grandes infraestructuras, entre ellas el Corredor del Mediterráneo, con las que pretende contentar a Puigdemont, Mas y el resto de adalides independentistas, aunque va a ser que no. Todo dentro de los presupuestos del Estado, que ahora ya el Gobierno no duda que serán aprobados, con el PNV y puede que con el PSOE incluso, lo que tampoco sería nada de extrañar por más que sigan afirmando lo contrario.

Con lo del PNV se especula con que también tendrá su precio, que nadie da nada si no recibe algo a cambio, y mucho menos en política. Con el desarme de ETA, que no su disolución, como una actuación inmediata, los nacionalistas vascos, la derecha de aquel territorio, con intención de quedar bien con todos, especialmente con aquellos con los que han de convivir, han pedido al Gobierno que acabe con la actual dispersión de los presos etarras siendo trasladados a centros penitenciarios que no se ubiquen a más de 250 kilómetros de distancia, con objeto de facilitar las visitas de sus familiares, lo que además cooperaría favorablemente a una posterior integración social. Rajoy no ha dicho nada al respecto, y ha exigido la disolución de la banda terrorista, pero en el PP dan por hecho que cuentan con el PNV.