La que se ha liado entre Holanda y Turquía es gorda. Que el presidente de un país que dista mucho de una democracia abierta, libre, plural, pongamos que hablo de Turquía, ofenda gratuitamente a un país de libertad y democracia, pongamos que hablo de Holanda, que permite votar a los ciudadanos, que ampara la libertad de expresión cuando es tal y que no reprime a sus gobernados, es intolerable, improcedente e inasumible por cualquier país de la Europa común, si es que en verdad hay algo de común entre todos cuantos estrellan su suerte en la misma bandera azul.

Es verdad que Europa es un hervidero en estos momentos y no solo por el proceso de ruptura de Gran Bretaña. Esta vez el que ha puesto el agua a hervir ha sido el presidente de Turquía Erdogan, por cierto, embarcado en una campaña para reformar la Constitución de su país a fin de obtener mayores poderes. Erdogan la ha emprendido contra uno de los grandes del bloque europeo, la Alemania de Merkel a la que ha puesto de vuelta y medio. Hace pocos días desató una crisis de tres pares de narices con Holanda. Cosa que coincidió con los últimos días de campaña de las elecciones legislativas holandesas (más de lo que tiene el pueblo turco), en la que el Islam y la inmigración han centrado los discursos del candidato opositor de extrema derecha GeertWilders. Les ha amenazado diciendo que "pagarán un alto precio". Eso es sacar las cosas de quicio.

En campaña se dicen muchas cosas. Luego el tiempo atempera al ganador. Si México hubiera entrado en descalificaciones, insultos y guerras contra Estados Unidos por el muro de Trump sería desproporcionado. Pues igual que esto. Solo que el turco no amenaza de broma hasta el punto de "escandalizar" al mismísimo presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. No es para menos. Por boca de su presidente y de su ministro de Exteriores, Turquía ha comparado a algunos países europeos como Holanda y Alemania con el régimen nazi de Adolf Hitler. A ver cuando dejan de volver al pasado nazi de Alemania cuando de insultar y ofender se trata. Aquello es historia. No veo yo a la señora Merkel como la Hitler femenina de Europa. Se podrá o no se podrá estar de acuerdo con ella y sus políticas, pero es una verdadera demócrata, cosa de lo que Erdogan no puede presumir.

Cómo puede el presidente turco tachar a Occidente de "islamófobo", pidiendo sanciones internacionales contra Holanda. Es que si nos ponemos así, Europa entera debería pedir sanciones internacionales contra Turquía por su acoso y derribo de las minorías étnicas y de buena parte de sus ciudadanos que con este tipo han visto recortadas sensiblemente sus libertades. No me extraña que Juncker no admita semejante comparación entre nazis y los distintos gobiernos de Europa. Sobre todo cuando una parte de Oriente, focalizada en el daesh, siente una "cristianofobia" y una "europafobia" desproporcionada como ha quedado demostrado en tantos ataques terroristas como se han cobrado la vida de tantos ciudadanos.

No es Erdogan la persona más cualificada para venir a darnos lecciones de democracia y libertad al resto de países europeos. Otra cosa bien distinta es el auge de los populismos, el de Iglesias en España, de izquierdas, y el de Le Pen en Francia, de derechas. Sin más comentarios.