Pocos, por no decir ninguno, dudarán a estas alturas del potencial que tiene la Semana Santa de Castilla y León para el turismo. Los datos lo corroboran año tras año con significativos incrementos tanto en el número de visitantes como en el volumen de contrataciones que suscita este tipo de campañas. La oferta turística regional tiene en su Semana Santa un innegable bastión dentro de esa amplia propuesta de ocio y cultura. Contamos con ocho declaraciones de interés turístico internacional, cinco nacionales y otras diez de carácter autonómico. Un aval que sitúa a la Comunidad en posiciones preferentes dentro del conjunto de España y entre las más apreciadas en el contexto internacional. De ahí que las campañas de promoción que tengan como eje los países del entorno europeo y Madrid, región que no olvidemos aporta 27 de cada 100 turistas españoles que se acercan cada año a Castilla y León, supone apuntar en la correcta dirección.

Una vez más hay que poner en valor la creciente influencia de las redes sociales para aumentar aún más el atractivo turístico de un territorio que bate desde hace una década sus propios registros anuales. El poder global de la comunicación y el ámbito digital en el que nos movemos hoy en día es un acicate para insistir en esa estratégica de difusión de un rico patrimonio que goza de prestigio y reconocimiento dentro y fuera de nuestras fronteras. Además, el hecho de que este año la semana de Pasión se celebre a mediados de abril hace presagiar una climatología más benévola, lo que añadiría un elemento más a favor del deseable éxito en términos de turismo y de economía real. Junto a ello solo cabría abogar por la extraordinaria acogida de la que suelen hacer gala los habitantes de esta tierra, máxime cuando se trata de exhibir uno de los legados histórico y artístico más preciados que tenemos. Así las cosas, hagamos piña en torno a un esencial pilar de nuestro turismo y sintamos como propia la promoción de nuestra Semana Santa.