Compañeros. Vale que no os habéis leído los tres tomos de "El Capital" con sus diecisiete secciones, creo. Pero ahora tenéis y tenemos la oportunidad de llegar al proletariado y a la nueva clase social que se ha denominado "precariado" aunque aún no tenga conciencia de clase, a través de las nuevas herramientas que pueden sustituir a la hoz de los campesinos y el martillo de los obreros de la vieja política.

Me refiero al tuiter (Twitter en caso de que la Real Academia aún no lo haya admitido), que nos permite difundir "urbi et orbi" (ya se nos ha colado la Iglesia), a pequeñas dosis de 140 caracteres (que incluye lo que se conocía como fonemas, signos de puntuación y separación de palabras) y con miles y miles de tuits toda la teoría marxista.

Y de paso leerla nosotros también. Porque con las herramientas de la nueva política no gastaremos el tiempo en debates, asambleas y manifestaciones, sino que participaremos desde casa con un PC (que para los más jóvenes nunca significó Partido Comunista PCE), o con el móvil o "mobile", o de un "Smartphone" que es más listo que el hambre, parece.

Compañeros, puede que penséis que así no se cambia la realidad. Pero os aseguro que si nos empeñamos en moverlo por las redes sociales generando "hashtags", "El Capital" puede llegar a ser "trending topic" y ¡hacerse viral! Una pasada.

¡Y todo sin salir de casa y sin tener que correr delante de los grises o su equivalente actual! Sí, aunque seáis escépticos.

Es así de fácil. Empezando por lo más sencillo: el voto se sustituye por un "click" y votar, en consecuencia, por clickear o clickar. Nos evitamos así el engorroso recuento de papeletas en las urnas, sobre todo el del Senado que encima es lista abierta. La afiliación se hace clickeando sobre el "me gusta" en la red de Facebook o en lo que corresponda de otra red que se llama Instagram. O de otras.

Ambas redes y otras se convierten en el foro de opinión o tuits, para debatir, o sea tuitear, y tomar decisiones sin necesidad de verse las caras o dar un abrazo a los compañeros. Tranquilos, que si necesitáis manifestar vuestras emociones ante algún tuit que se salga, o un "meme" un poco más extenso que no os guste, ahí están los emoticonos que, mediante un símbolo, demuestran vuestro estado de ánimo. Sin voces ni malos rollos.

Como necesitamos vernos las caras a veces, YouTube nos permite conocer a los compañeros en sustitución de las pesadas asambleas, y nuestros líderes se convierten en YouTubers que, a su vez pueden ser virales y hacerse "trending topics". Algo similar a ganar las antiguas elecciones de papeletas y urnas.

Las carísimas campañas electorales se hacen en Facebook o Instagram; los mítines en YouTube; el perfil del candidato en un blog; y los demás, los votantes? A tuitear, clickear y darle al me gusta hasta que gane el que quiera el ciberpueblo. O sea, la presidencia para quien gane las primarias clickeando, y el líder más valorado el que llegue a ser "trending topic".

Y el pucherazo electoral será para quien domine Internet.

No lloréis por las viejas palabras de poetas como Miguel Hernández: "¿Por qué no lleváis dispuesta, contra toda villanía, una hoz de rebeldía y un martillo de protesta?".

Mejor adaptarlo a las nuevas formas de la política hasta que se haga viral. Algo así: ¿por qué no lleváis dispuesta, contra todos los de arriba, apps todos los días y PPS por respuesta?

Y no os dejéis llevar por la nostalgia. Compañeros y compañeras, ya no seremos afiliados al mismo partido político, organización en extinción de la vieja política.

Compañeros, ¡ahora somos amigos de Facebook!