Los cursos de formación que gozan de subvención pública están en entredicho en Andalucía, en Castilla y León y en el resto de España. Constituyen una sangría para las arcas públicas, de resultados dudosos que hay que cuestionar de inmediato. Fundamentalmente porque es fácil distraer dinero de esas partidas en concreto. Un parlamentario andaluz de Podemos ha entregado una grabación al juez que implica a cargos del PSOE de Córdoba en un caso de corrupción relacionado con los cursos en cuestión. Al parecer las "mordidas" están a la orden del día y todos tan contentos. El político y el técnico de turno, el propietario de la Academia y el profesor que lo sabe y calla porque va a gusto en la burra, también a ellos hay que mirarlos con lupa.

Lo vengo repitiendo hasta la saciedad, algunos, no pasarían la prueba del algodón. Por esta vía se ha manejado dinero a espuertas. Y las mordidas han sido una constante. Los Gobiernos autonómicos se callan de forma cómplice y aquí paz y para los que abren bien la mano o se lucran de alguna manera, la gloria. Hasta que son descubiertos. Son tan memos que no se dan cuenta que a veces, cada vez con más frecuencia, tirando del hilo se llega al ovillo. Es tal la maraña que el día en que los jueces se empleen a fondo en materia tal nos vamos a asustar.

Alguien, quien sea, acabará por tirar de la manta y van a quedar al descubierto todos los implicados. Siempre se escapa alguno, suele ser el más listo, pero si la Justicia se muestra implacable, a lo mejor también se acaba con esta lacra. La corrupción campa por sus respetos. Está asentada incluso en lo más nimio. En materia de cursos de formación bajo sospecha, Andalucía se lleva la palma. Son muchos años oyendo contar barbaridades al respecto, son muchos años viendo a los jueces luchar contra el molino de la Administración. Son muchos años sabiendo y unas veces callando y otras contando poco o mucho de lo que se sabe, que esto tiene que explotar por algún lado.

Cuando se conocen casos de corrupción hay que denunciarlos de inmediato y dejarse de "tiquismicadas". Y cuando se identifica a los corruptos, porque siempre son varios, de un lado y del otro, hay que desenmascararlos, publicitar sus nombres y exigir que devuelvan lo "distraído". ¡Pero cuánto distraído hay en España y cuánta distracción! Será que nos estamos haciendo mayores y perdemos la capacidad de atención. Aquí para lo único que se tiene capacidad de atención es para saber dónde están los dineros y cuánto se pueden llevar los más próximos a la caja.

Parece ser que en este nuevo caso descubierto en Andalucía, las tres fundaciones investigadas en sendas diligencias habían sido sancionadas con 46.251 euros por irregularidades y que, además, tendrán que devolver 304.905,99 euros de las subvenciones a las que se acogieron. Ese es el camino. Por ahí se empieza. Porque en cuanto vean que más que cárcel, la pena es hacerles pagar lo "distraído" y además con multa añadida, algunos se lo pensarán mucho antes de prestarse al juego que tanto juego, valga la expresión, ha venido dando a tantos, a través de las subvenciones para los cursos de formación.