Conversar no cuesta nada, pero a veces hablamos mucho y conversamos muy poco. El día pasado, escuchaba en un programa de radio, un debate sobre la conversación y ello me ha llevado a reflexionar y escribir estas líneas. Como podemos apreciar, en los últimos años, a consecuencia de las nuevas tecnologías, mediante el envío inicialmente de SMS, correos electrónicos y actualmente WhatsApp, que se utilizan como medios de comunicación, apenas se conversa con las personas del entorno, con nuestros compañeros de trabajo, amigos y demás familia.

El lenguaje oral que, durante siglos era el proceso normal de intercambio de información entre las personas está desapareciendo. La conversación es una forma de comunicación y manifestación de noticas, ideas, pensamientos entre dos o más personas, la conversación en su concepto clásico, está desapareciendo al ser utilizados otros medios de comunicación, a los que he hecho referencia, donde no existe la palabra, solo el signo.

El arte de mantener una buena conversación requiere un entrenamiento previo, basado en el respeto y en el saber escuchar. Recuerdo que Cicerón, decía que, los tres fines del orador son enseñar, agradar y mover voluntades. La conversación, amén de ser una necesidad de nuestra condición humana, es un placer cuando se practica con amigos, o con personas con las que te encuentras a gusto, y puede practicarse de muchas formas, paseando, en una tertulia de café, en una sobremesa, después de una agradable comida; en la conversación compartimos vivencias, ideas, deseos, proyectos futuros, intercambio de experiencias, datos, etc., con respeto y cariño si los compañeros son amigos, donde no debe aparecer la prepotencia y si el deseo de buscar siempre la verdad y las opiniones y pareceres sin prejuicios.

La conversación es una auténtica medicina para nuestro cuerpo y para nuestro espíritu, cuando es agradable, en buena armonía y con personas con las que nos encontramos a gusto; con muermos no se puede conversar, con este tipo de personas aburridas por naturaleza es preferible el silencio.

Tengo muy buen recuerdo de las largas conversaciones, tertulias y paseos que manteníamos los amigos del Colegio Mayor en Salamanca, después de la cena; amigos con los que la amistad sigue viva, después de pasados cuarenta años, y ello gracias a aquellas conversaciones que se iniciaron en el Colegio Mayor y han continuado, menos de lo deseado, por la distancia y las múltiples ocupaciones, pero siempre hay un momento para una llamada telefónica o para compartir mesa y mantel y comer un buen asado o un bacalao en Valderas, y una tertulia. La ventaja de la verdadera amistad es que cuando te encuentras con un amigo de verdad, aunque haya pasado un tiempo considerable, tiene la sensación de que has estado con él, el día anterior. Mantengo tres amigos de los de verdad del Colegio Mayor, residentes en distintos puntos de la geografía nacional, Manolo, en Cáceres, Juan José, en Ponferrada y Santiago Cordero en Benavente, y todo ello gracias a la conversación y al placer de conversar. Espero nos veamos pronto. El punto de encuentro, vuestro pueblo, que es Valdescorriel, para comer y conversar. ¡Ea! Disfrutemos del placer de conversar. Nos lo merecemos, pues, ya llevamos muchos años de ejercicio y la brega diaria no es fácil. Como decía Sherry Turkle: "Solo cuando vemos la cara al otro y oímos su voz, nos comportamos de forma más humana entre nosotros" .

La conversación es lo opuesto a la verborrea de muchas personas y medios.

Procuremos mantener siempre una buena conversación, que supere lo efímero y lo transitorio, seamos sinceros y claros en nuestras conversaciones. Espero que los jóvenes aprendan a conversar y dejen descansar un poco a sus móviles.

Pedro Bécares de Lera